www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
  Parte 3/3
 
Tiempo de ser fantasma
Un repaso a la obra del cantautor Silvio Rodríguez, cuyo último disco, 'Expedición', ya está en la calle.
por ENRIQUE COLLAZO, Madrid
 

Juego que me regaló un 6 de enero y El necio, del álbum Silvio, expresan esta complicidad. En este último tema mimetiza la actitud numantina e intransigente del régimen, negándose a asumir una postura crítica contra la dictadura. En Juego que me regaló un 6 de enero parece hacerle un claro guiño al poder para que introduzca medidas liberalizadoras, al expresar: "Martí me habló de la amistad y creo en él cada día, aunque la cruda economía ha dado a luz otra verdad". En Rodríguez, más allá de temas intimistas como Desnuda y con sombrilla, que gozó de una acogida muy favorable, el cantautor reafirma su alineación con el Gobierno, lo que se patentiza en Flores nocturnas. Tema este que ridiculiza la actitud de las jineteras sin apuntar a las causas por las que estas mujeres se prostituyen.

En Tocando fondo, a partir de una metáfora de sí mismo, enuncia que llegado a este punto de depresión "si no se tocan duro nuestras verdades, esto levantará muros y pudrirá capitales", mientras que en El problema asume un lenguaje piadoso que en boca de un ateo declarado como él suena a puro oportunismo, en consonancia con la apertura religiosa que tuvo lugar en aquel momento. En la voz de un cantautor que tantas veces propugnó la violencia de las armas en sus canciones de barricada, parecen hechas por pura conveniencia las estrofas que rezan: "no hay que repetir el ayer como fórmula para salvarse", pues "el problema vital es el alma, el problema es de resurrección", y de lo que se trata simplemente es de "sembrar amor".

En Domínguez, el tercero de la serie, es quizás donde el veterano cantautor llega a distanciarse más de la dolorosa realidad, pues la mayoría de los temas del disco son prácticamente un divertimento, al punto que se sintió con ganas para invitar a cantar a su propia madre. Se deduce entonces que el estrecho alineamiento de Silvio Rodríguez con el Estado-Partido-Patria-Nación ha terminado por anularle la capacidad crítica y sus ansias de decir verdades, máxime cuando la comercialización de sus últimos compactos ha corrido a cargo de discográficas norteamericanas, como la Dro East West, perteneciente a la AOL Time Warner Company. Por otra parte, Rodríguez hace tiempo no programa giras, optando por el enroque frente a las sonoridades que gobiernan el mundo musical de hoy. En dos palabras: se resiste al mestizaje. Sus últimas producciones —Descartes es un claro ejemplo— evidencian su fosilización como creador.

En Expedición decidió acompañarse por una nutrida camerata respaldada por instrumentos de viento propios de una formación sinfónica, además de guitarra, tres y percusión. Toda una orquesta a su disposición. Sin embargo, a pesar del despliegue instrumental, el disco falla rotundamente, sobre todo por las orquestaciones realizadas por él mismo, las cuales aportan una atmósfera muy densa, incapaz de plasmar con trazos precisos la pauta melódica de las composiciones y su trasfondo armónico. La frágil voz del otrora divo suena cansada, y su inspiración demasiado magra como para sensibilizar con alguno de los textos.

El son-chá Amanecer es una suerte de tributo a Marcelino Guerra y Bienvenido Julián Gutiérrez, concretamente a su antológica pieza Convergencia, mientras que en Ese hombre —"una ocurrencia de 1977"— Rodríguez vuelve a hacer uso del recurso de enmascaramiento: "ese hombre que se cuide de sí porque el mismo don que lo levantó puede ahogarlo en lodo", dejando abierta la puerta para que se piense que pudo dedicársela a Castro, aunque en cualquier entrevista eluda esa posibilidad de manera categórica.

En Expedición, que da título al compacto, explica que se le ocurrió "cuando en Cuba hacíamos actos diarios, reclamando la devolución del pequeño Elián González a su familia". Asimismo, declara que Sortilegio "fue compuesta por 1994, en los días más difíciles del 'Período Especial' cubano". Entendiéndose su grado de adhesión a lo que en Cuba se considera "políticamente correcto", no debe extrañarle que "por estar su Gobierno proscrito sea candidato al inventario de la omisión, por no ser globable".

El disco es una palmaria muestra de la decadencia de un talentoso cantautor, y del ocaso de un régimen. En él se expresa la tristeza y la frustración que provoca carecer de un proyecto de futuro para superar la penosa situación presente. En suma: "Un tiempo de dolor, un tiempo de ser fantasma", como se reconoce en el último surco del CD.

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