www.cubaencuentro.com Miércoles, 28 de mayo de 2003

 
   
 
Arte versus moda
Alonso Mateo retoma el tema del vestuario en la exposición 'Academia', recientemente presentada en la capital española.
por DENNYS MATOS, Madrid
 

La moda, con toda su aura de glamour y colorido, pero también con su espíritu de oropel y falacia, ha entrado en el mundo de los altos circuitos internacionales de arte. Desde las bienales de Valencia y Venecia, pasando por las ferias internacionales de arte contemporáneo —ARCO 2003, por citar el ejemplo más reciente— hasta los grandes museos, como el MOMA de Nueva York, las exposiciones y desfiles de moda con los diseñadores y casas más flamantes, se suceden con una
Alonso Mateo
Patrón de traje y Patrón doble de sobretodo (Alonso Mateo).
naturalidad espantosa. A ello se debe agregar los premios de pintura creados por casas y modistos: Hugo Boss es tal vez el más carismático.

La moda, en su más genérica diversidad, invade la vida, incluyendo las actitudes y conductas que se registran en el espacio social, además de alcanzar también las dimensiones públicas y privadas que éste comporta. Ya sea en el vestuario, en las comidas y bebidas, con los alimentos transgénicos o macrobióticos; en la comunicación, con sus laberínticas conexiones y puertos telecomunicativos por cable o inalámbrico; en el argot político, con los discursos sobre multiculturalidad e inmigración, seguridad y terrorismo; en el arte, entre la ruptura o la restauración de los soportes expresivos tradicionales; y al final, en el cuerpo mutado o manipulado a través de la biotecnología, las liposucciones, la silicona, o simplemente con la fabricación de seres humanos.

La moda se ha convertido en el vehículo más refinado y esplendoroso del consumismo. Su vertiginosa velocidad rodea la producción social con una especie de espejismo, donde ésta aparenta un constante cambio cuando en realidad soporta un movimiento imperecedero que remite a la compulsividad de perpetuas variaciones. La moda se postula entonces como lo ultramorderno, un presente que por la ansiedad de su futuro vislumbra su realización actual sólo de manera fragmentaria. En materia de moda, se usa y consume hoy lo que se ha diseñado anteayer. La moda siempre va por delante de la moda: De ahí la paradoja de que la novedad, casi sin haber visto la luz, ya ha envejecido.

El tema del vestuario

La exposición Academia (2003), del artista plástico Alonso Mateo, exhibida recientemente en la galería Ángel Romero de Madrid, aborda, más que la moda, el vestuario en su expresión genérica, aunque muchas de sus obras, como Otoño-Invierno, Tres mangas o Etiqueta rigurosa, hagan clara referencia al mundo del glamour y de la alta costura. En estas reflexiones se aborda el fenómeno de la moda como hecho social que adquiere trascendencia cultural, gracias a una serie de relaciones —sujeto-objeto, individuo-sociedad, original-copia— donde se advierten también las connotaciones ideológicas implícitas en sus formas de producción y consumo.

El vestuario en general enuncia, en su presencia objetual, una especie de heráldica que identifica la pertenencia del sujeto a un grupo o clase social determinado. Estos atuendos ubican —en espacio y en tiempo— la distinción del poder asociado a esa clase o grupo. Es tal vez la intención fundamental plasmada por Alonso Mateo en la exposición Pintura cortesana (2000), mostrada en la misma galería madrileña y que recoge pinturas sobre varios miembros de familias reales, en alusión genealógica a las actuales monarquías europeas.

En estos lienzos aparecen poses de reyes, reinas y príncipes, así como joyas, vestidos y muebles, que conforman una galería de objetos que viene a ser el revestimiento simbólico de la riqueza y el poder. Las pinturas muestran a las familias reales casi deformadas, con colores planos, sin apenas profundidad; en el fondo aparecen decoradas por figuras repetidas, que hablan del empleo de elementos de la estética pop. Este matiz expresivo está en sintonía con la idea de hacer ver como la vida "privada" de las monarquías ha sido convertida por la llamada prensa rosa o del corazón en un producto cultural de consumo masivo. Pintura cortesana no reflexiona tanto en torno a la vestimenta y atributos distintivos de las familias reales como en el fenómeno de convertirse ellas mismas en personajes de moda. La más mínima noticia —por muy frívola que sea— de su vida o la de otros famosos, es susceptible de ser consumida por un público ávido de experimentarla como una ficción que le enajena.

En Academia Alonso Mateo retoma el tema del vestuario, pero esta vez focaliza los mecanismos manuales de su producción. La reproducción de las plantillas que usan los sastres, como sucede en Patrón de traje, Patrón de doble sobretodo y en Vista de instalación de patrones, recuerda el oficio que se esconde detrás de las reproducciones masivas de las diferentes modas del vestuario. La técnica y el saber asociados a ese oficio devienen en una especie de "canon académico" de la sastrería.

En este lugar del oficio, como reconoce José A. Molina en las palabras del catálogo a la exposición, se "está intuyendo una suerte de ciencia de la reproducción, en tanto la canonización de este saber establece un nicho especular, en el cual la actividad productiva se reproduce a sí misma (el arte reproduciendo al arte, la moda reproduciendo a la moda)".

El llamado de atención del arte conceptual acerca de la imposibilidad de hablar de arte sin referirse al propio arte, es trasladado aquí al interior de los mecanismos de la moda. Pero al enunciar este discurso de la moda sobre la moda, desde la reflexión artística y a través de esta suerte de pastiches de vestuarios recreados por las obras de Alonso Mateo, asistimos efectivamente a un simulacro paródico del mundo de la moda.

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