www.cubaencuentro.com Miércoles, 04 de febrero de 2004

 
  Parte 1/3
 
Más allá del entorno natural
Racionalidad e irracionalidad: Advertencias del land art en el sentido artístico y filosófico.
por DENNYS MATOS, Madrid
 

No fue el pop art, ni siquiera el arte minimal, los que encabezaron una auténtica rebelión contra las reglas y el sistema institucional del arte occidental. El pop art se reveló —con su marcada agresividad iconoclasta— contra el expresionismo abstracto a lo Jackson Pollock, que dominaba la escena artística norteamericana de los años cincuenta. Una escena que en aquellos momentos de posguerra —gracias a la entrada triunfal de Estados Unidos en Europa— también hegemonizó gran parte de la producción europea, como luego sucediera en la década del sesenta con el pop art y el minimalismo.

Escultura
Escultura de Walter de María (Berlín, 2000).

El arte minimal, cumpliendo con el fenómeno cultural de lo que el escritor mexicano Octavio Paz llamara tradición modernista de ruptura y continuidad de los ismos, increpó y negó los presupuestos estéticos del pop art, tras introducir nuevas propuestas visuales y estéticas.

Sin embargo, tanto el pop art (Warhol, Oldenburg, Lichtenstein…) como el minimal (Carl Andre, Sol LeWitt y Donald Judd, entre otros) continuaron un arte pensado fundamentalmente como objeto de futura exposición en galería y, por tanto, susceptible de formar parte de colecciones, similar a cualquier otra corriente anterior. En realidad, una y otra propuestas permanecieron, desde el punto de vista conceptual y estético, bastante cercanas a la estructura de producción y consumo del canon artístico establecido.

Lo que realmente explosionó los paradigmas morfológicos y conceptuales del arte occidental fue el land art en Estados Unidos (Heizer, Oppenheim, De María, Smithson, Turrel o Ader), sin olvidar a Richard Long en Inglaterra y a Joseph Beuys en Alemania, con su concepto de arte ampliado. En sentido morfológico, porque la tierra, el mar, la luz, los fenómenos geofísicos y, en su más amplia expresión, la naturaleza, comienzan a ser no sólo materiales directos en las poéticas de las obras, sino el propio escenario en el que se producen y consumen.

Las obras del land art son físicamente producidas fuera del taller de los artistas. Se "construyen" en sitios específicos donde se proyecta a la vez su exhibición. Es decir, en general, la galería y su concepto cultural no intervienen durante la concepción y el proceso creativo de la obra, como sí había ocurrido con otras corrientes de la plástica.

El espacio expositivo se desplaza de la galería al mundo natural, en toda su extensión y forma. Conceptualmente, porque el arte amplía su definición y campo de acción hasta límites insospechados en la fenomenología natural. En esta actitud hay un cambio profundo en el concepto mismo de arte, que comienza a articular otras esferas del conocimiento como la geología, la ingeniería, la climatología o la física.

El conocimiento de estas materias es empleado para realizar unas piezas cuyas ideas tienen un valor fundamentalmente artístico y sociocultural, precisamente por la ampliación que practica el land art dentro del campo histórico del arte.

En ellas, como recuerda Anthony Hayden-Guest en su libro Al Natural (La verdadera historia del mundo del arte), se intenta buscar una sintonía en la recepción de las obras, y que pueda ser tan importante lo que se hace como la idea de por qué se hace. De ahí que el proceso de creación (documentado por los artistas durante el periodo de la ejecución) cobre una importancia esencial, porque involucra al sujeto en una forma nueva de experimentar el arte.

Esta forma de situarse frente a la producción artística exige una postura nueva del público con respecto a la recepción, pues se comienza por exigirle una inmersión completa en el contexto natural en que se desarrolla la obra. Con ello se indica que sólo a través de los códigos deducidos de la acción del artista sobre un sitio específico natural, se podrá acceder a una lectura amplia y profunda de la misma.

La objetivación de la idea en una obra material de land art constituyó, en aquel momento, un ataque frontal contra la forma de circular y consumir institucionalmente el arte. La obra dejaba de ser un objeto para coleccionar y, de paso, rompía la cadena conducente al estatus mercantilista del que se reviste toda producción artística.

1. Inicio
2. En el land art no existe...
3. La singularidad de la propuesta...
   
 
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