www.cubaencuentro.com Viernes, 13 de mayo de 2005

 
Parte 1/2
 
Jazz con acento afrocubano
En 'Ochimini', el legendario Francisco Aguabella confirma por qué se le considera uno de los grandes percusionistas latinos.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Farmville
 

No es frecuente que tras medio siglo de trabajo, un artista continúe derrochando muestras de creatividad y magisterio. Más bien lo usual es que para entonces su actividad como tal haya recesado, y que ya haya dicho el siempre triste pero inevitable adiós a los escenarios. Esa norma universal no parece cumplirse, sin embargo, con Francisco Aguabella (Matanzas, 1925), quien a punto de cumplir ochenta años nos sorprende gratamente con Ochimini (Cubop Records, 2004), su nuevo y excelente disco compacto.

F. Aquabella

Quienes estén familiarizados con la música popular latina y, sobre todo, con el jazz latino, pueden dar fe de que me estoy refiriendo a uno de sus representantes más significativos y a una figura legendaria. Junto con Chano Pozo, Patato Valdez, Cándido y Armando Peraza, Aguabella integra el exclusivo grupo de percusionistas cuya enorme influencia ayudó a cimentar las bases de lo que hoy se conoce como jazz latino en los Estados Unidos. Fueron ellos, entre otros, quienes más contribuyeron a que esa manifestación alcanzara una popularidad que perdura hasta nuestros días.

Mas para la inmensa mayoría de sus compatriotas de la Isla es probable que el de Aguabella sea un nombre poco o nada familiar. Las causas de ese desconocimiento resultan fáciles de comprender si se recuerda que este legendario percusionista se radicó a fines de los años cincuenta en los Estados Unidos, país donde ha desarrollado la etapa más brillante de su actividad musical. A lo largo de cinco décadas, Aguabella ha edificado una trayectoria artística a la cual viene muy bien el calificativo de impresionante. Sorprende, por ejemplo, la lista de "grandes" con quienes ha trabajado y grabado canciones. Es una nómina de auténtico lujo en la cual figuran Frank Sinatra, Tito Puentes, Dizzy Gillespie, Eddie Palmieri, Lalo Schifrin, Caj Tjador, Peggy Lee, Nancy Wilson, Paul Simon, Bebo Valdés, Machito, Pérez Prado, Hugh Masakela, Carlos Santana… De su etapa en Cuba quedó una anécdota que quiero recordar. Una noche, un famoso actor norteamericano lo escuchó tocar en un club habanero, y lo invitó a su suite para que tocaran juntos. El nombre de aquel actor es Marlon Brando.

Las actuaciones han llevado a Aguabella a recorrer toda la geografía de los Estados Unidos, incluida la Casa Blanca, así como a realizar giras por Europa, Australia y América Latina. Aparte de su participación en trabajos de artistas como los mencionados, Aguabella cuenta con una discografía personal integrada por varios títulos. Los más recientes, grabados con The Francisco Aguabella Latin Jazz Ensemble, son Agua de Cuba (1999), H20 (2000), Cubacan (2002) y Cantos a los Orishas(2002). En 1985, el reconocido cineasta Les Blank realizó el documental Sworn to the Drums: A tribute to Francisco Aguabella, en el cual músicos como Armando Peraza, Gillespie, Patato, Carlos Santana y Cachao le rinden homenaje y reconocen su prolongado magisterio. Un magisterio, por cierto, que Aguabella ejerce también fuera de los escenarios: desde hace varios años, imparte clases de percusión afrocubana en el Departamento de Etnomusicología de la prestigiosa University of California-Los Angeles (UCLA).

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