Nada es fácil para los cubanos y muchos menos para los peloteros que intentan llegar a la Gran Carpa.
Los peloteros antillanos que intentan el sueño de las Grandes Ligas deben reponerse de problemas que no enfrentan los de ninguna otra nacionalidad. No es sólo escapar de la Isla —que por si ya es un obstáculo enorme—, ni cruzar fronteras, ni batallar con el inglés o adaptarse a un estilo de vida y de béisbol que jamás conocieron. Son pequeños detalles que a veces pueden detener momentáneamente una carrera.
Como en el caso de Kendry Morales, quien todavía no ha realizado un swing en el entrenamiento primaveral y ya no lo hará, porque trata de evitar un ponche con la burocracia.
A pesar de las expectativas creadas por su talento, el esperado debut de Morales en el mejor béisbol del mundo tendrá lugar en las Ligas Menores.
Tras los inconvenientes migratorios presentados por el pelotero cubano, que dilataron su traslado de República Dominicana a Estados Unidos y su posterior incorporación al entrenamiento de primavera en Tempe, Arizona, los Angelinos de Anaheim decidieron colocarlo en ese nivel.
Y hay que entender al equipo, ha escuchado maravillas de Morales, pero aún no lo ha visto en acción.
No fenecer en el intento
Morales, de 21 años y considerado la mayor promesa del béisbol cubano, rubricó un contrato con la franquicia de Los Ángeles que podría reportarle 10 millones de dólares en seis años y en donde se incluye un bono de 3 millones por firmar.
El versátil pelotero llegó a Miami a principios de junio de 2004 en una embarcación procedente de la costa norte de Matanzas.
Después de ser admitido como refugiado político, dio un paso riesgoso y necesario al trasladarse a Dominicana, donde obtuvo la residencia y comenzó a jugar en la pelota invernal de ese país, considerada la más fuerte en la cuenca del Caribe.
Debutó en el deporte profesional con el equipo dominicano de las Estrellas Orientales y en siete partidos bateó para un promedio de 280, con un doble y tres carreras impulsadas.
En Quisqueya impresionó sobremanera a Charlie Romero, jefe de los buscatalentos de la franquicia en esa nación.
"Kendry tiene un talento natural para jugar pelota. Es un bateador ambidiestro que puede conectar con poder a ambos lados del plato y con una mecánica de swing muy depurada. Creo que podrá llegar a Grandes Ligas en dos o tres años'', comentó Romero.
Quizás por eso la gerencia de los Angelinos no quiere apurar el lógico desarrollo de su joven prospecto y confía en que su estancia en las Ligas Menores le brinde la experiencia y el fogueo necesarios para dar el salto a las Mayores y no fenecer en el intento, como ha ocurrido con muchos peloteros amateurs de grandes condiciones, quienes vulneraron ese proceso. Allí tendrá más oportunidad de jugar a diario y pulir los defectos en el terrero.
Aunque la novena tiene intenciones de probarlo en la tercera base, la inicial y en los jardines, Morales debe tratar de consolidarse en una sola posición, para poder luchar definitivamente por un puesto en el roster regular. Se encuentra en un momento óptimo para desarrollarse y crecer como pelotero, pues ha llegado joven, fuerte y sano.
Tendrá que enfrentarse además a un pitcheo superior al que haya visto en su corta carrera y hacer los ajustes necesarios cuando los lanzadores contrarios descubran sus virtudes como bateador.
El toletero antillano se convirtió en la sensación del béisbol en la Isla en 2002, cuando implantó nueve récords para novato en una serie y compiló 324, con 21 jonrones y 82 carreras impulsadas con el conjunto Industriales. |
