En el béisbol, o se es pitchert o bateador. Si un jugador no sabe o no puede ser lanzador, entonces tendrá que obtener resultados encomiables con el madero o creará habilidades ofensivas. No importa si fildea mucho, poco o regular. De lo contrario, durará poco o nada en el deporte de las bolas y los strikes.

Reynaldo Ordóñez.

Tal parece ser la verdadera causa de que, transcurrido casi un mes de temporada en Grandes Ligas, ninguno de los 30 equipos haya vuelto a firmar al torpedero Reynaldo Ordóñez.

El cubano, que ahora tiene 34 años y ha sido uno de los grandes paracortos del último decenio, ganador del Guante de Oro en tres campañas, parece que ha sido olvidado. Pero es que el habanero no consigue nada con su bate, ni logra situaciones propicias al respecto para ayudar a los conjuntos en que ha militado, y esa falta de producción ofensiva debe ser el motivo real para que sus spikes comiencen a enmohecerse.

Esto no es nuevo. Hace más de 50 años, llegó a las Ligas Mayores el también cubano Willy Miranda, todo un portento a la hora de fildear, pero era "un out vestido de pelotero", al decir de cronistas de la época. En nueve contiendas bateó para 221, sin ningún otro atributo. Jugó cuatro años de regular con los Orioles de Baltimore. Sin embargo, sus paisanos Bert Campaneris y Leo Cárdenas, que llegaron poco después, "se cansaron" de jugar en el Big Show.

Campaneris estuvo en 19 lides, y en sus primeras 9, robó más de 400 bases, bateo 272, disparó 58 cuadrangulares y era una notable preocupación para todos los pitchers. En ese mismo espacio de tiempo, Cárdenas logró 72 bambinazos en 9 de sus 16 años, etapa en la que impulsó 413 carreras y obtuvo 270 de average. Ambos eran peligrosos bateadores con diferentes características.

Ordóñez, ni corre como Campaneris ni batea como Cárdenas. No tiene cualidad alguna con el barquillo mágico en sus manos. Al cotejar los resultados de Rey Ordóñez con otros torpederos contemporáneos, uno se da cuenta de por qué los dueños de equipos prefieren a otros jóvenes capaces de situarse a las dos manos cuando concurren a la caja de bateo, figuras noveles que toquen las pelota a la zurda y a la derecha, y roben bases, entre otras cosas, aunque cometan más errores al campo que el habanero.

En las cifras que aparecen a continuación se compara a Ordóñez con diferentes defensores del campo corto que han jugado el mismo número de años: Edgar Rentería, Nomar García Parra, Miguel Tejada, Orlando Cabrera y el cubanoamericano Alex González, que ya está en su oncena campaña, pero señalamos aquí los datos correspondientes a sus primeras nueve contiendas para poder equipararlo con Ordóñez.

	AVE	JJ	VB	H	HR	I	BR	E	FIL
R. Ordóñez	246	973	3.115	767	12	287	28	102	976
E. Rentería	289	1.296	4.922	1.423	83	565	237	171	970
N. García.	322	1.009	4.123	1.130	182	710	86	139	969
M. Tejada	276	1.098	4.237	1.171	190	754	53	156	970
O. Cabrera	268	962	3.516	944	72	412	97	101	977
A. González	235	1.032	4.357	1.025	101	411	90	122	975
Glosario: AVE: promedio al bate. JJ: Juegos Jugados. VB: Veces al bate. H: Hits. HR: Jonrones. I: Impulsadas. BR: Bases robadas. E: Errores. FIL: Promedio de fildeo.