Tengo una amiga que entre lo sublime y la más encarnizada ingenuidad (prefiero entenderlo así) me preguntaba si en verdad era tan perverso "nuestro" insigne y perpetuo dictador. Tanta candidez me desplomó. Yo, habituado a mil batallas dialécticas, quedé K.O. Me indicaba dicha amiga: "lo mismo no le han dejado"… como si fuera para poco los más de 40 años que lleva "mancha é plátano" dando por "saine" a trocha y mocha.

Sin duda alguna, el ejercicio de desinformación y propaganda del gobierno castrista es algo a estudiar. Pero, más allá de esto, lo inquietante es que a estas alturas haya artistas (mi amiga casi lo es) e intelectuales que no se den por aludidos ante las barbaridades y atropellos que se suceden en la isla de Cuba.

Sea bueno agregar que ella ya llevaba más de un quinquenio viviendo en la capital de la península. Esto lo digo porque lo mismo tanto tiempo le pudo jugar una mala pasada…

Sin embargo, jamás mi amiga dio razones. Sus opiniones caían sobre supuestas buenas intenciones del Comandante.

Esto (se sabe) no es nuevo. Para los que llevamos algunos añitos por estas tierras, es de sobra familiar encontrase a "amigos" encantados con la "resistencia del valeroso líder cubano" ante su "verdugo" de enfrente. Defienden sobre todo la "capacidad de ese pueblo para sobrevivir". Se impresionan con la "alegría y el desenfado" que lo hacen.

Agregan que es un ejemplo ante un mundo cada vez más unipolar…

No acabo de comprender el morbo que despierta ver a tu semejante sin jabón o sin zapatos. Menos me entra en el moropo que les "vendan la moto" del inminente ataque imperialista y que caigan como moscas en la tela de la araña (cansina es la letanía) del mismísimo Comandante Spider.

Pero, (por si fuera poco) mi amiga es cubana y eso cambia todo.

Lo único cierto en todo esto es que los pobres de Cuba son más pobres cada día. A ellos (implicados directos y excepcionales perjudicados) es a quienes les tocan los "alumbrones" y los recortes de todo tipo. Igualmente, cierto es que a día de hoy los presos de conciencia continúan concientemente en cautiverio.

Por supuesto, ambos gobiernos son culpables. El de Cuba y el de EE UU. Yo suelo decir: complementarios.

Uno lava una mano y las dos las caras. En ese "jueguito" perverso nos traen por trillos ya trillados y pocos saludables.

Para un hombre poco dado a los ejercicios patrios como yo, todo esto es sumamente traumático. Siento el más rotundo desprecio por las dictaduras. Todas, sin excepción. Y por el modo de ejercer la política exterior de potencias que sólo ven luces de morteros.