www.cubaencuentro.com Lunes, 28 de marzo de 2005

 
  Parte 1/2
 
París: Arroz con leche en remojo
por WILLIAM NAVARRETE
 

Dos noticias, que en otras circunstancias hubieran podido causar risa, me dejan absolutamente perplejo. La primera de ellas —que se ha prestado ya para chanzas de todo tipo e incluso para hacer circular un remedo de comunicado jocoso de parte del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano a la población cubana en el extranjero—, la ofreció el propio Fidel Castro durante un discurso de cinco horas y media con motivo del pasado Día Internacional de la Mujer, ante un nutrido quórum de federadas cubanas: el país se prepara para alcanzar la "invulnerabilidad económica" y parte de este milagro —la "revolución" ha obrado otros tantos ya, según el propio orador— será la distribución (en realidad, "venta") de ollas arroceras para el confort de la mujer cubana.

Ganado
Olla de presión+vaca enana=arroz con leche, aunque sin azúcar.

Además del anunciado milagro de la "olla arrocera", Castro regaló durante su acostumbrada arenga consejos de cocina, llegando incluso a abordar el tema de cómo utilizar la olla de presión, de manera que cada mujer contribuya al ahorro de energía, necesario para la salud económica del país (¿con semejante premisa ridícula se puede hablar de "invulnerabilidad económica"?).

Sobre este tópico, el consejero doméstico, el Comandante en Chef, no vaciló en explicar que al poner los frijoles en remojo desde la víspera se lograba utilizar de forma adecuada, energéticamente hablando, la olla de presión. "Hay que instruir a la población acerca de la forma en que debe usarse la misma", recalcó durante su larga intervención.

Aquí saltan a la vista algunas interrogantes. La primera de ellas, de respuesta sólo comprensible para los cubanos, es: ¿cómo puede la máxima autoridad de un país dedicar, no digo yo horas, tan sólo minutos, del tiempo de una intervención pública para anunciar una noticia que, en cualquier otro lugar del mundo, resultaría no sólo descabellada e intrascendente, sino también soez y patética?

Personalmente, la incongruencia disparatada entre el discurso del alto mandatario y la función que debe asumir, no me causa risa alguna. Al contrario, me deja pensando en qué nivel de consideración hacia el pueblo cubano debe existir entre sus propios gobernantes cuando la máxima autoridad del país se permite, airadamente, dirigirse a ese mismo pueblo, 45 años después, para anunciarle victoriosamente la llegada de unos cuantos miles de ollas arroceras chinas para aliviar la vida cotidiana de la mujer. Ollas arroceras que, dicho sea de paso, ni siquiera les regalarán, sino que cada una cuesta 150 pesos, algo así como el 70% del salario mensual medio en Cuba.

El espacio vital de las cubanas

La otra pregunta, de respuesta también incomprensible para quien nunca ha vivido en Cuba, es ¿cómo puede un pueblo manifestar (o fingir manifestar) entusiasmo ante una noticia tan banal, de tan mal gusto, de tanta burla, de tanta falta de principios elementales de respeto y de consideración hacia sí mismo, después de 45 años de noticias que han estado reflejando el estado de humor personal de quien durante todo ese tiempo las fabrica a su antojo y que, vistas desde afuera, parecen burlas?

1. Inicio
2. Todo ello sin...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
La Habana: Culebrón por entregas
IVáN GARCíA
La Habana: Perdura una injusticia
JOANA FERNáNDEZ NúñEZ
La Habana: Manual para disfrutar el apagón
RAFAEL ALCIDES
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir