www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 3/4
 
Jorge Edwards: 'Cuba vota con los pies, escapando'
El escritor chileno presiente que la Isla va a terminar décadas de dictadura siendo menos en cultura y economía de lo que era antes.
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

Dice usted que en Chile había algo en la base, de carácter histórico y positivo. ¿Podría ser esa una diferencia con Cuba?

En Cuba pueden venir cosas muy duras, no se sabe, porque esa transición puede ser muy descontrolada. Nosotros aquí en Chile logramos una transición relativamente controlada, con conflictos pero controlada, y los españoles la hicieron bastante aceptable. Cómo va a ser la cosa en Cuba, no sé, no lo puedo decir. Fíjese que nosotros en Chile pudimos formar, en plena dictadura, una Comisión de Defensa de la Libertad de Expresión, que presidí yo, y éramos un número grande de personas. Pudimos formar el Grupo de los 24, que era gente que estudiaba los sistemas jurídicos con que se podía salir, la nueva Constitución o las reformas que había que hacerle. Antes del referendo se creó el Comité de Elecciones Libres. Se podían hacer muchas cosas, gracias a que la sociedad civil chilena tenía una experiencia democrática anterior. En el caso de Cuba es más difícil, me parece a mí. Además, la Isla tiene un exilio que va a ser muy agresivo y que va a querer entrar... No sé lo que va a pasar. No soy profeta. He evitado siempre caer en profecías políticas.

En España capté, en un viaje reciente, que el gobierno piensa que los cambios van a venir de adentro, de gente que forma parte del sistema actual, algo parecido a lo que pasó en Rusia. Gente como Putin, Yeltsin y el mismo Gorbachov: era toda gente del sistema. En España piensan esto, pero claro, mientras Fidel esté ahí no cambiará nada, será muy difícil que cambie algo. Su filosofía es resistir hasta el final y no cambiar nada. Yo supongo que él teme que si hace un pequeño cambio, ese cambio ya lo arrastra y él desaparece. Incluso, tiene el ejemplo de Rusia y los países de Europa del Este. Se cayó el muro de Berlín y no quedó nada. Honecker, el jefe de Estado alemán, terminó su vida aquí en Chile.

Por lo que usted dice, en la sangrienta dictadura de Pinochet había más espacio para la disidencia y la opinión contestataria que en Cuba.

Si, había más espacio, más espacio político, pero eso es un hecho. Basta leer las revistas. La revista Hoy, durante la dictadura, la revista Apsi, todavía más avanzada. Lea usted esas revistas y pregúntese lo siguiente: ¿se habría podido publicar esto en Cuba hoy, o en cualquier momento de estos 40 años? Imposible, imposible. Yo no escribía lo que me daba la gana, pero con cierto cuidado y diciendo las cosas entre líneas, se podía decir mucho. La disidencia en Cuba, para el auditorio cubano, es imposible. Cuando yo llegué en el año 71, se publicaban algunos textos disidentes, digamos, entre comillas, como Fuera de juego, de Herberto Padilla, pero no circulaban. Lo publicaban para mostrarlo a los extranjeros, pero no estaban en ninguna parte, estaban escondidos.

El caso Padilla estremeció el ámbito político-cultural cubano e internacional. Usted estaba en Cuba en ese instante y se refiere a él en su libro. A treinta años...

Padilla era un poeta muy imaginativo, un intelectual de mucha chispa, muy rápida, gran conversador y conocedor de la Unión Soviética, cosa que era curiosa. Yo supongo que a él lo encarcelaron, porque pensaron que era un hombre de ambiciones políticas. No sé exactamente si las tenía, pero en todo caso no poseía la menor posibilidad. Claro que un hombre aislado no tenía fuerza política. Su caso irritó a Fidel Castro y lo metió preso. Yo creo que lo quebró mucho dentro de la cárcel. No sé qué pasó dentro de la cárcel, pero... Después lo echaron a Estados Unidos y era un hombre muy pesimista, un poco desorientado y desesperanzado cuando yo lo vi después en Estados Unidos y en España.

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3. Dice usted que en Chile...
4. Luego de la primera edición...
   
 
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