¿Puede decirse que existe una nacionalidad vasca?
La nacionalidad es un término legal, constitucional. Se dice que el País Vasco es una nación. Pero es un término que significa muy poco desde el punto de vista conceptual. Yo no sé muy bien lo que es una nación, sí sé lo que es una sociedad de ciudadanos, o sé lo que es una nación en el sentido democrático, en la que la unión de los ciudadanos es moderna y está basada en los derechos y en las libertades. Desde ese punto de vista no existe la nacionalidad vasca, existe la nacionalidad española. Y desde luego, ninguna de las promesas que se nos hacen desde el nacionalismo vasco tienen ese carácter de nación democrática.
Ahora bien, si se dice que existen unas peculiaridades, una personalidad histórica, una identidad de las personas que han nacido en el País Vasco, pues se podría decir que existe la nacionalidad vasca.
Algunos se basan en el concepto de autodeterminación de los pueblos para exigir la separación del País Vasco de España. ¿Tienen derecho los vascos a la autodeterminación?
No. No creo que tengamos derecho. Es un error lamentable desde el punto de vista político y social. La soberanía reside en el pueblo español. Eso ha sido siempre así, no es una imposición reciente que cambie el curso de la historia. Así lo reconoce la Constitución. El futuro de lo que pueda ser España, incluido el País Vasco, Cataluña o Andalucía, depende de los españoles todos.
Ninguna de las resoluciones internacionales que se refieren a cuestiones de descolonización son aplicables al País Vasco, porque no hay ninguna colonia que deba ser descolonizada. Todo es un invento del nacionalismo, se han inventado unos derechos históricos que nadie hasta el momento ha demostrado que existan. Incluso, en una situación de descolonización se plantea la autodeterminación cuando existe la suficiente base social y el fermento, en un momento determinado, para los que lo proponen. En el País Vasco no haría más que causar más dificultades, más fractura social y más problemas.
¿Qué hay de cierto en que las regiones españolas disfrutan de la mayor autonomía y descentralización ejecutiva de toda Europa?
Yo creo que sí. No solamente los estatutos de autonomía dan competencias que resultan impensables, incluso en estados federales como Alemania, sino que después ha habido un doble camino: la búsqueda de la financiación de las autonomías con el control de determinados impuestos. Y en segundo lugar, la delegación de algunas funciones que son constitucionalmente competencias del Estado. Eso es una realidad.
Y cuando se ven las cosas con sentido común, y no con aspiraciones secesionistas o nacionalistas, uno se encuentra que en comunidades autónomas como Castilla La Mancha (gobernada por el PSOE) y Castilla y León (Partido Popular) sus gobiernos dicen que en estos momentos sus problemas son gestionar adecuadamente las competencias recibidas, como la sanidad y el control de impuestos especiales. Es decir, se sienten desbordados, necesitan tiempo para asimilar el nivel de competencias recibidas.
Cuando se plantean desde Cataluña o el País Vasco cuestiones de mayor autonomía, no se están planteando problemas de competencias, porque es impensable. Ningún ciudadano español reclama allí más competencias para su bienestar, sino que lo que están reclamando algunos de sus políticos es otra cuestión: cambiar un modelo de Estado, reformar la Constitución y quebrar la soberanía nacional, que es una cosa distinta.
¿Estaría dispuesta la Unión Europea a recibir en su seno a nuevos estados que provengan de procesos independentistas?
No, creo que no. Ya hubo una respuesta en el Parlamento Europeo a una pregunta de la eurodiputada socialista Rosa Diez, diciendo que el Plan Ibarretxe no encaja con el tema europeo. La inviolabilidad de las fronteras, señalada por los grandes partidos europeos (Popular y Socialista), ahora está incluida en el nuevo texto de la Constitución que puede ser aprobado en referéndum el próximo año. No hay ninguna esperanza, en primer lugar, porque España no lo aceptaría, y en segundo lugar porque estos problemas de secesión y divisiones nacionalistas radicales se han convertido en un problema para los países europeos, y no es una cuestión interna de España. |