En los últimos meses, las relaciones entre la Unión Europea y Cuba se han deteriorado a ojos vista… ¿Cómo encara esa situación?

Como había dicho ya, Castro y Pérez Roque han venido a tomar posiciones diferentes. El primero, más radical, y el segundo, más moderado. A pesar de que la posición de ambos es de que la culpa de lo que sucede es de la UE, Pérez Roque ha subrayado que Cuba tiene necesidad de esta relación y que le gustaría una normalización; y Castro ha usado un lenguaje más agresivo, llamando "fühercito" a Aznar y diciendo: "al diablo con la Unión Europea".

Las relaciones diplomáticas sí están muy mal, principalmente con Francia, a causa de las notas de protesta que el gobierno francés entregó al cubano, y a lo cual no se dio respuesta. La relación llegó al punto de que el actual embajador francés ha terminado su misión en Cuba. Este es el caso en que diplomáticamente las cosas están peor.

En Francia, el embajador cubano hace cerca de 10 meses lograba hacerse escuchar en la prensa francesa, y cuando ocurrieron una serie de acontecimientos en París, él envió a la prensa un artículo que fue publicado en los principales periódicos. Ahora, hubo una protesta anti-Castro, en que participaron varias personalidades europeas, como Catherine Deneuve, Laurent Fabius y Pedro Almodóvar, entre otros, y el embajador hizo una nota de protesta que nadie aceptó publicar y terminó en una página de Internet.

Se dio también el cierre del Centro Cultural Español en La Habana, pero en este caso las relaciones no llegaron a un nivel tan bajo como con Francia. Y como España también protestó contra los encarcelamientos, Castro decidió calificar a Aznar de "fühercito", comparándolo con Hitler, con aquella manía que tiene siempre de descalificar a los otros. A mi modo de ver las cosas, Aznar hizo muy bien en no responder. Es como yo acostumbro a decir: me ofende quien puede, no quien quiere.

La relación con el resto de los países de la Unión también anda mal, pues el gobierno prohibió que los funcionarios fuesen a las fiestas de las embajadas en las celebraciones nacionales. Nosotros hemos ido a esas fiestas y hemos hablado con las entidades oficiales de los países de la Unión, para que de ese modo se cumpla la política común para el inicio de conversaciones con la disidencia interna, a pesar de tener ya informaciones de que están pensando en rectificar esa política, lo que ya está provocando protestas, principalmente en el exilio.

¿Los distintos movimientos de la disidencia se están uniendo?

Ya estamos trabajando en conjunto hace algún tiempo. Principalmente después de marzo hemos reforzado esa posición, pues es una cuestión de sobrevivencia. Tengo la costumbre de decir que no puedo vivir solito cuando el que tiene toda la fuerza me da golpes y, por tanto, las relaciones han mejorado mucho y en este momento son óptimas. Las relaciones con la disidencia fuera de Cuba también se han estrechado, y está por desarrollarse una coincidencia de esfuerzos, lo cual muestra que el régimen está en una etapa final. No sé cuanto tiempo puede demorar, pero es una telenovela que ya lleva 44 años y ahora estamos viviendo el último capítulo. Está escribiéndose en tiempo real, pero de que es el último, no tengo la menor duda.