www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 4/4
 
Alina Brouwer: 'Toquetear' el piano
Horas antes de su concierto en el Teatro Obstáculo de Miami.
por ELISEO ALBERTO, México D.F.
 

Los Brouwer, los holandeses y vascos franceses, eran investigadores en el campo de la medicina veterinaria y escribieron libros sobre estos temas. Mi bisabuela Ernestina Lecuona, ya se sabe que fue la maestra de Ernesto, fue una pianista extraordinaria y compuso decenas de canciones bellísimas. Por el lado materno, me he enterado de que parte de la familia de mi abuela materna, Carmen Valdés Sicard, emigró a Santo Domingo y allí su prima-hermana dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional cuando sólo contaba con 13 años de edad.

Mi adorada abuela fue profesora de música, pianista, musicóloga, fundadora de la Escuela Nacional de Artes, una señora que protagonizó, entre otros, un movimiento de gran efervescencia cultural en los años cuarenta y cincuenta. De los Guerra hay otro tanto por decir. Mi madre es operática y profesora de canto.

Como ves, todos en mi familia están profundamente comprometidos con la enseñanza. Mi abuelo era un científico investigador, profesor de física, matemática, química en la Universidad de La Habana, con doctorados Honoris Causa en prestigiosas casas de estudio. Un genio, ni más ni menos. Mi bisabuelo, Ramiro Guerra, es un clásico de la Historia. No lo digo yo. Recuerdo que Manuel Moreno Fraginals, al hablarme de él, siempre reconoció, emocionado, cuánto le debía por su seriedad y meticulosidad. Nada: que tengo suerte en la sangre.

¿Tus sueños tienen "música de fondo"?

Sí, mis sueños tienen música, sonidos y colores de fondo. Yo asocio inciertos colores a ciertas notas musicales. Mi madre me ha contado que cuando yo era pequeñita, y por instrucciones del maestro Harold Gramatges, mis padres y sus amigos se divertían conmigo al probar teorías musicales en mi personita. Me sentaban al piano y una de mis tareas consistía en improvisar a través de alguna obra de arte pictórico. "Tocar una pintura", por ejemplo.

Mi vida está ligada profundamente a la música, a la poesía, a las artes visuales, a la danza. A veces, cuando me siento un poco descentrada y no hallo muy bien qué rumbo tomar, de pronto me digo que muy bien podría ser otra cosa, en vez de músico. ¿Doctora en medicina? Trato de verme en un contexto diferente y me pregunto cómo sería mi vida si no me llamara Alina Brouwer Guerra. Siempre llego a la misma conclusión: a pesar de los pesares, no cambiaría "una coma" en mi vida…

Soy música de pies a cabeza, respiro música todo el tiempo y no hacer musiquita me convierte en un ser infeliz. Cuando llegué a Jamaica en 1992, con un bulto de ropas, algunos libros y mi familia, pero sin instrumento que tocar, me sentí perdida. Unos músicos jamaiquinos, estupendos, generosos, me obsequiaron un piano eléctrico Fender Rhodes. Creo que entonces tuve la certeza de que para soñar y para vivir, necesito tocar. Cuando puse las manos en el teclado me supe a salvo.

Por eso tocas fuerte el piano… ¡Desde México te escuchamos tus amigos!

Sólo con acordes transmito lo que siento.

Cuéntame qué melodías esconden los dedos de tu mano.

Cuando me dispongo a "toquetear" el piano busco los recovecos que me puedan sorprender, acordes caprichosos que me gustaría escuchar, melodías que están estrechamente relacionadas con mi estado de ánimo —y un estado de gracia muy especial. Hago música con esmero y amor, como quien borda un mantel. Cuido la cadencia de lo que va a ser escuchado, a veces puedo ser "muy cañera".

Algunos críticos han dicho que "hago música potente" porque necesito una armonía en el caos de la composición, busco un balance que me lleve a algún puerto. Aunque me fascina quedarme con ganas de y dejar con ganas a… Con lo cual quiero decir que, en mi humilde opinión, el secreto de una buena melodía es que sea construida de manera tal que provoque éxtasis en quien la escucha. La miel debe ser en la justa cantidad que nos pide el paladar para que no empalague.

Soy muy caprichosa y, a la vez, enfermizamente precisa. Puedo escribir una canción en diez minutos o trabarme sin remedio. Lo que estoy haciendo puede que agrade a otros… pero si lo detesto, me detengo. Mis melodías transpiran, sí, mis melodías transpiran amor. No sé odiar. Quiero que, cuando me escuchen, las personas se enamoren unos a otros, que vivan sus historias. Soy absolutamente cursi en ese sentido, y me encanta serlo. No me interesa provocar otras emociones. Mi objetivo es derramar "puro sentimiento". Nada, que soy como soy y a nadie se culpe de mi cubanísima obstinación.

1. Inicio
2. ¿Cómo resuelves...?
3. ¿Te sientes parte...?
4. Los Brouwer...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Un limbo con sabor a infierno
ENRIQUE DEL RISCO, Nueva Jersey
La excelsa predestinación de Cuba
MICHEL SUáREZ, Madrid
Cuentos desde Miami
'Lo que menos necesita Cuba es otra revolución'
MIRTA FERNáNDEZ/MICHEL SUáREZ, Madrid
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir