Y no pudo clausurar aquel Centro Español, poco cultural para la época, y hubo que esperar el arribo arriba de los bolos de otro cacique —más Guambán que Guamá— para que exterminara de un plumazo ese foco infeccioso. Por cierto, déjeme decirle aunque la pase canutas, ya que chamuchamos de apariciones, acaba de aparecer una biografía del cacique en cuestión —del de ahora, que el otro, pobrecito, es sólo Smith and Huesos— absolutamente en francés, donde sicoanalizan su duplicado casabe mental y dicen cosas como esta: "Esa estructura de lo doble aparece en todas las acciones que él emprende, ocasionando crisis, pues es una conducta que aplica el 'doble bind', que como se sabe, es el origen de muchas perturbaciones psíquicas". Hagamos doble play y guamanicemos nuevamente. Que, quien guamanice bien la guamanización, buen guamanizador será.

Lo que me extraña es que justo en el declive comiencen a salir fantasmas del armario. Me alegro por aquel bravo cacique, heroico y taíno, que fue capaz de sobrevivir al arcabuz, a los sermones de los misioneros internacionalistas, al tufo a rancio chorizo extremeño que escapaba de las armaduras, al casabe racionado y a las jutías de población, para estirar su indígena pata bajo petaloide hachazo de su hermano Olguama, que le desparramó los sesos sobre la hamaca con nocturnidad y piedra sílex, por celos morrocutudos y nada libertarios.

Y ahora sale a flote su esqueleto, y los expertos dicen reconocer al indómito jefe porque "el esqueleto tiene una fractura en la frente", que no fue de darse él mismo con la mano el día que dieron jutía por la libre. Le han hecho peritajes, como a cualquier hijo de vecino, y dicen que "se aprecian denticiones con desgaste total, como evidencia del consumo de moluscos y especies marinas que actuaban abrasivamente sobre los dientes".

Válgame Dios, qué a tiempo me entero del daño que pudieron hacerme los camarones y otras especies maluscas. Le apunto aquí que hay que considerar también el tiempo que lleva Guamá metido allá en Baracoa, sin hacerse un buen empaste, una limpieza o una extracción aunque fuera humilde, como dicen todos los currículos.