Retos: Iberoamérica y el caso cubano
Sea quien sea el próximo presidente español, tendrá ante sí el desafío de retomar, en el ámbito de la política exterior, el actualmente mermado intercambio político con la Europa continental e Iberoamérica —su zona natural de influencias—, además de mantener las excelentes relaciones con Estados Unidos, aunque sin seguidismo automático.
En lo que toca a Cuba, no debe haber sorpresas, gane quien gane. Al PP habrá que agradecerle siempre la implementación de la denominada posición común de la Unión Europea, que desde 1996 ha marcado las relaciones de los Quince con La Habana. Si gobernara el PSOE, Zapatero no deberá tener objeciones para mantener esa postura, aunque quizás con algunos matices, debido a la no uniformidad en sus filas en relación con el tema cubano.
Los dos aspirantes tienen claro la situación "dictatorial" que vive el pueblo de Cuba y así lo han manifestado públicamente. El rechazo masivo a la ola represiva del año pasado sirvió para demostrar que el PSOE, e incluso su líder histórico Felipe González, ha roto cualquier vínculo sentimental o ideológico con el castrismo.
De todas formas, tanto con Rajoy como con Zapatero, la posición hacia Cuba no volverá a ser la misma de 1996, cuando Aznar plantó cara a Castro. El bajo perfil de las relaciones bilaterales, los intereses económicos en la Isla y la zafiedad del gobernante de La Habana han hecho que España se emplee, solamente, en críticas puntuales al régimen.
Por otro lado, el mismo desamparo que sufría el exilio cubano en España durante los gobiernos socialistas, está presente hoy y nada indica que vaya a cambiar. La denegación de asilo político, los impedimentos para que los ciudadanos que logran escapar de la Isla se legalicen en el país y otras trabas no menos importantes, marcan un panorama de total incoherencia.
Finalmente, Izquierda Unida, cuyo candidato es Gaspar Llamazares, ha sido incapaz de atender los reclamos del exilio cubano y ha justificado escandalosamente las violaciones de los derechos humanos en la Isla. Dice querer para su país "el mismo modelo de Cuba", en una España moderna donde la educación y la sanidad son públicas y de acceso universal, y los derechos civiles están plenamente garantizados.
Por tales razones, el camino más útil para los hispano-cubanos con derecho al voto es el de la política multipartidista, exigiéndole a todo el espectro parlamentario español una actitud coherente ante el drama de la Isla y su exilio. Después de experimentarlo casi todo, en España o en Estados Unidos, no quedan dudas de que, más allá de PP o PSOE, demócratas o republicanos, Cuba debe ser el partido de los cubanos, donde quiera que estos se hallen. |