www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 2/4
 
Las cuentas de Bush y Kerry
América vota: ¿Quién da más? Las propuestas económicas en la campaña presidencial de Estados Unidos.
por TOMáS G. MUñOZ, Marbella
 

La situación fiscal ha empeorado: desde un déficit del 6% del PIB en 1983, no había llegado a cotas tan altas. Clinton no sólo rompe la larga cadena de déficit fiscales, sino que abandona su cargo con un superávit del 2,4% del PIB (no lo hay así en la UE), una deuda nacional del 57,8% del PIB, y un compromiso —que habría asumido Gore si hubiese ganado— de reducirla drásticamente. Bush da un giro de 180 grados a esta política: reduce impuestos con el empeño de que cualquier superávit se aplicará en distribuirlo a los contribuyentes. Pero después del 11-S, la guerra de Afganistán y la ocupación de Irak, el superávit deviene un glotón déficit que ya llega al 4,7% del PIB, mientras que la deuda nacional se catapulta hasta el 66,8% del PIB. Esto ha ocasionado una severa amonestación del Fondo Monetario Internacional.

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Igual de preocupante es la balanza de cuenta corriente. Si en 2000 Clinton contabiliza un déficit de US$ 413.4 millardos, en el año que acaba en junio de 2004, éste ha crecido a US$ 598.3 millardos, magnificado por un declive de la inversión extranjera en las bolsas americanas. De proveedor de recursos al resto del mundo, Estados Unidos ha devenido captador, único medio de financiar este desordenado déficit.

Hasta ahora, el presidente Bush no se ha dirigido a estos acuciantes problemas, el lado oscuro del american dream.

Kerry: poco ruido y menos nueces

Según el senador John Kerry, "la medida de una economía fuerte es una creciente clase media en la que cada americano tiene una oportunidad de trabajar y una posibilidad de éxito (…) pero hoy, los americanos trabajan más, ganan menos, y pagan más por gastos de salud, educación e impuestos. Aunque los beneficios de las empresas continúan subiendo, el gobierno sigue expandiéndose, pero las oportunidades disminuyen para nuestra clase media (…) es hora de traer de vuelta a casa esas oportunidades…". En resumen, una monserga llena de frases de cajón, sin duda dirigidas a un público poco preparado y desconocedor de la seriedad de la situación.

De contenido populista, las áreas más relevantes del plan Kerry son:

- Creación de trabajos bien remunerados: Punto principal del programa, su centro gravita sobre la creación de diez millones de nuevos empleos en cuatro años, por medio de alicientes fiscales de US$ 3.000 a la repatriación de trabajos nuevos que paguen US$ 40.000 anuales, aunque limitados al sector manufacturero y algunos otros.

Nunca, excepto en los cinco años que siguieron al final de la II Guerra Mundial, se han generado diez millones de empleos en menos de nueve años. Sin embargo, durante la administración Clinton (1993-2001) se crearon 13,4 millones de empleos, sin incentivos fiscales semejantes a los que propone el senador Kerry.

Salvo casos muy aislados, los empleos no regresan, y menos con incentivos fiscales que rayan en lo ridículo. La política general de las multinacionales es entrenar a los empleados nativos, de modo que estos eventualmente puedan asumir los altos cargos de los extranjeros, simplemente porque los costes son menores. Mas aún, el porcentaje de estos últimos en relación con el total de empleados no llega al 5%. Y como los puestos en la manufactura están vinculados a maquinaria y equipo, no tendría mucho sentido que regrese el operario y no la máquina.

Pero lo anterior tiene otro lado: la política proteccionista de Kerry puede granjear no pocos enemigos a su país, sobre todo en lugares (los tigres asiáticos, México, Brasil) cuyas economías en buena medida dependen de exportaciones a Estados Unidos.

- Reducción del déficit fiscal en un 50% en cuatro años. Contempla: a) eliminación del beneficio que gozan las multinacionales americanas, que les permite diferir el pago de impuestos en Estados Unidos sobre lucros no repatriados; b) desgravación fiscal, por una vez, a las empresas que reintegren, parcial o totalmente, sus ganancias acumuladas en el extranjero, que la campaña Kerry estima en US$ 600 millardos; c) aumento de impuestos a las personas físicas que ganen más de US$ 200.000 al año; d) restablecimiento del impuesto a la sucesión, aunque el mínimo se computará a partir de un patrimonio neto de US$ 4 millones por pareja o US$ 10 millones por una empresa agrícola familiar. Y lo increíble es que se propone una reducción en la tasa impositiva a las empresas, del 35% actualmente, al 33,5%.

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