El pasado 17 de enero, el diario británico The Times llamaba la atención de que Bakri Mohammed, a quien le habían prohibido predicar en algunas mezquitas, ahora utiliza Internet para "instar a los creyentes a sumarse a la yihad (guerra santa) donde quiera que se encuentren".
Aunque se pueda considerar a Omar Bakri como autor intelectual de los atentados, no parece haber sido arrestado. El Reino Unido es un Estado de derecho y la policía concentra todos los esfuerzos en localizar a los autores directos de los atentados, ya que, según el ministro Clarke, "pueden volver a golpear en cualquier momento".
Según Alex Standish, un reconocido especialista en el tema del terrorismo que trabaja para la prestigiosa revista Jane's Intelligence Review, "hay simpatizantes de Al Qaeda en prácticamente todos los países del mundo. Sería ingenuo pensar que no existiesen células en Europa occidental, en Alemania, Francia o Italia. Pero son pequeños grupos constituidos por ocho o diez personas, muy compenetrados y que a veces hasta son familiares entre sí".
Un antiguo guardaespaldas de Bin Laden en Afganistán, declaró recientemente al diario Al Qods al Arabí: "Todos los elementos de Al Qaeda se activan ellos mismos. Cualquiera que tenga ocasión de atacar lo hace. Es una decisión de ellos y no significa que reciban órdenes de la organización".
Casi todos los expertos consideran que, como organización, Al Qaeda no existe de una manera estructurada y bajo un mando central.
El criminalista francés Xavier Raufer opina que Al Qaeda la forman "grupos locales, que se indignan por lo que ven en la televisión de lo que sucede en Palestina o en Irak y terminan por pensar que existe una conspiración contra el Islam. Entonces forman células, algunas se disuelven, otras son detectadas por la policía, pero otras sobreviven y realizan estos ataques".
Posturas y estrategias
Ante lo que sucedió en Londres, resulta interesante la reacción de La Habana. El gobernante Fidel Castro envió un mensaje a la Reina Isabel II, tan cuidadoso en su redacción, que no aparece el calificativo de "terrorista". Simplemente se trató, según la nota, de "atentados con explosivos". El dirigente cubano recibió la noticia con "profunda consternación". También eludió condenar explícitamente estas acciones.
Castro reserva el calificativo de terrorista para colocarse en posición de víctima: "Puedo asegurarle que el pueblo de Cuba, que ha sido víctima del terrorismo durante más de cuatro décadas, comparte el dolor y rechaza este injustificable ataque contra el pueblo británico".
Al día siguiente de los atentados, el diario Granma lo más lejos que llegó, en la información que reflejó la contabilidad de muertos y heridos, fue a calificar de "terribles" los atentados, pero no empleó el término terrorista. No fue hasta el sábado 9 de julio que el adjetivo fue utilizado por primera vez en el Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba.
La lucha contra el terrorismo internacional será larga y requiere de una acción coordinada de los Estados libres y democráticos. El jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, propuso que estas acciones fueran coordinadas Naciones Unidas. Una loable iniciativa, pero mientras no se concrete, en Europa occidental se impone estrechar la coordinación entre los servicios de inteligencia y las policías.
Evitar totalmente los atentados de este tipo no parece que sea posible a corto plazo, pero ya estos vínculos han rendido frutos para desmantelar algunas células. Lo principal es que no logren sembrar el terror, sin duda, el propósito de los fundamentalistas islámicos. Así como que tampoco se desaten los odios xenófobos. "Capturar a los culpables y que sean juzgados de acuerdo con la Ley", como propuso el primer ministro británico, Tony Blair.
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