www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 2/4
 
¿Valores de sangre?
Una historia de las transiciones: Cuarenta y cinco años de comunismo no silenciaron los conflictos étnicos de Europa del Este.
por JUAN F. BENEMELIS, Miami
 

Aunque estos dudosos legados de autodeterminación o de tribalismo rampante se consideren disparatados o no, se necesita desesperadamente de un concepto de soberanía más flexible. Boutros Boutros-Ghali, ex secretario general de la ONU, confesó alarmado durante su mandato (1992-1996) que si cada minoría buscaba la autodeterminación, en vez de 184 naciones se concluiría con miles de países en el planeta.

A principios del siglo XXI, Oriente Medio y Asia Central constituyen comarcas de grandes perturbaciones sociales y transiciones económicas. En ellas se produce el choque de dos culturas: la urbana-occidental por un lado, y la intensamente agresiva y agraviante aldeano-campesina por otro. El Cairo, Damasco, Tbilisi, Bakú o Estambul son ciudades que se transforman en aldeas de inmensos enjambres campesinos. En Asia Central, las tensiones urbano-rurales entre los uzbekos y entre los tayikos son tan profundas como las étnicas entre ambos.

Todo se encamina a que esta renovación de las antiguas rutas de caravanas, ahora alentadas por los novísimos medios masivos de comunicación y la información electrónica, y una cada vez más débil supervisión gubernamental, desembocará en un entorno de medievalismo con la sofisticada tecnología de este siglo.

Una historia de las transiciones
Los orígenes del cambio
JFB, Miami
El ajedrez atómico
El testamento del comunismo
El reciclaje de los comunistas
Los caminos de la democracia
Del totalitarismo a la sociedad civil
La destrucción creativa
Las recetas económicas
Economía de mercado, inflación y renta
Las sendas de la privatización

Minorías y mayorías étnicas

Las minorías de judíos, kurdos, gitanos y otros, por lo general coexistían de forma segura dentro de regímenes autocráticos al estilo de la Austria de los Habsburgos y la Turquía otomana. Pero ello implicó que dichas minorías fueron abusadas cuando las autocracias dieron a luz Estados independientes dominados por mayorías étnicas.

En Europa, los vientos democráticos de fines del siglo XIX e inicios del XX fortalecieron los nacionalismos étnicos, mientras la industrialización consolidaba el poder de los Estados. El resultado fue el colapso de los imperios multiétnicos como el Austro-húngaro y el otomano turco, además del surgimiento de poderes monoétnicos como Alemania, y de regencias recalcitrantes en los Balcanes tras la Primera Guerra Mundial.

Un concepto extraño a los principios de los imperios multinacionales dinásticos compareció e hizo peligrar los dominios del sultán. Impulsado por Occidente a causa de motivos liberales, y explotado para su propio fin por los rusos, el nacionalismo culminó en las guerras balcánicas del naciente siglo XX, y la consecuente pérdida y conversión de las provincias otomanas europeas en naciones independientes.

Aun cuando se ha atravesado el umbral del siglo XXI, los políticos de Oriente Medio, Los Balcanes, el Cáucaso y de Asia Central están lidiando con las consecuencias del desplome del Imperio otomano en 1918. A lo que se adiciona ahora el impacto de la caída del comunismo soviético, cuyas consecuencias retumbarán por décadas en esas regiones. A pesar de sus crueldades, los sultanes turcos nunca perpetraron nada parecido a las deportaciones masivas, las ejecuciones, el terror, las hambrunas, la destrucción de la sociedad civil, y el desastre ecológico que entronizó la dictadura de Josef Stalin.

El fenómeno de las minorías es uno de los temas cardinales de los países que otrora formaban el bloque comunista, los cuales ahogaron este debate en su momento. No sorprende que lo conocido hasta ayer como "Europa oriental" fuese un semillero de minorías étnicas, cuyos reclamos se mantenían amordazados cada vez que alguno de los grandes imperios lograba el control sobre la región. Así ocurrió cuando los suecos, los turcos, los alemanes y, últimamente, los rusos ocuparon militarmente este pedazo de Europa.

Los países ex comunistas

En contra de lo que a veces se ha dicho, la situación de los que fueron países comunistas no es un problema nuevo, sino que tiene sus antecedentes. Para un observador superficial, parecía que el Ejército Rojo y sus partidos comunistas habían logrado desaparecer esta constante de la historia europea. Pero la Unión Soviética se sostenía por la ideología y la coerción. El conquistador más reciente, Stalin, impuso el orden en estas minorías a base del terror y la fuerza bruta. Bajo su mano de hierro, naciones completas fueron compulsadas a asumir la agricultura de monocultivo.

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