www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 4/4
 
¿Valores de sangre?
Una historia de las transiciones: Cuarenta y cinco años de comunismo no silenciaron los conflictos étnicos de Europa del Este.
por JUAN F. BENEMELIS, Miami
 

Hay un sinfín de fenómenos que facilitan la etnicidad, como la necesidad de dejar atrás los viejos regímenes comunistas, toda vez que la etnicidad proporciona una "identidad limpia" que permite borrar, así, los vínculos con el bochornoso pasado. Esa sería la precondición para el establecimiento de pequeños Estados tiranizados por mayorías étnicas.

Los valores de la sangre y del territorio, el anhelo de pertenecer a una familia, un clan, una tribu o una nación, que ayer eran temas de la etnología, hoy son parte de nuestra naturaleza política, y al parecer no han sufrido un proceso de modernización pues mantienen su instinto exclusivista y agresivo.

Opciones políticas

Las repúblicas Bálticas, Ucrania, Belarús y Georgia (en plena guerra civil) acabaron en un complicado contexto, al disponer de una autonomía que habían solicitado pero que, en realidad, no ambicionaban de forma total. Paradójicamente, las "democráticas" repúblicas bálticas han aprobado leyes de ciudadanía que violan los derechos de las minorías rusas.

El temor de la minoría dominante reside en que al accederse a una sucesión, ésta produce una reacción en cadena. Por eso, cuando los eslovacos lograron su independencia del Estado checoslovaco, le negaron el derecho de autonomía a los húngaros en Eslovaquia, y en Ucrania se impugnaría la opción de autonomía a los rusos de la Crimea.

"Se impusieron restricciones en el uso de la lengua minoritaria, los puestos políticos y económicos fueron copados por los miembros de la mayoría, se cerraron universidades y escuelas de lengua minoritaria y las críticas a estas colectividades en los medios de comunicación estuvieron a la orden del día, como se ha podido comprobar en los casos de las minorías húngaras de Rumania y Eslovaquia, los albaneses de Kosovo y los serbios de la Krajina en Croacia" (Flores, G., 2000, p.168).

Como es fácil suponer, los partidos étnicos han proliferado en escenarios donde han existido, o hay, problemas de cariz nacional. En esta rúbrica debemos distinguir entre los partidos que pretenden representar al grupo étnico mayoritario en determinados Estados (el Partido de la Gran Rumania, el Partido de Unidad Nacional en Rumania) y las formaciones que intentan hacer lo propio con determinadas minorías, como la Unión Democrática Húngara en Rumania, el Movimiento por los Derechos y las Libertades turcas en Bulgaria, el Partido Nacional Serbio en Croacia, los partidos albaneses de la Prosperidad Democrática y Democrático Popular en Macedonia.

Los países del antiguo bloque soviético están cuajados de diferendos fronterizos y territoriales pendientes, y de ambiciones hegemónicas que van más allá de la supuesta realidad no clasista de su sistema socio-económico.

Así, se pasó de los conflictos de naciones-Estado a los conflictos ideológicos y, finalmente, a los conflictos étnico-culturales. Gibbon escribió que el manto del imperio romano protegía a los Estados inmaduros de ellos mismos. Aun cuando las cosas a veces no van del todo bien en Serbia, Bulgaria, Albania o Rumania, es totalmente imposible que el comunismo emerja nuevamente en tales países como una opción política concreta.

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