www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 3/3
 
La destrucción creativa
Una historia de las transiciones: ¿Qué efectos tuvo introducir islotes de economía de mercado en el aparato estatal para 'preservar' los beneficios sociales?
por JUAN F. BENEMELIS, Miami
 

Modelos opuestos y experimentos híbridos

Los modelos económicos de la transición pueden enmarcarse así en dos grandes grupos. Los que han tratado de remodelar la economía de plan estableciendo la vía estatal, como la etapa de la perestroika de Gorbachev y los casos de China y Vietnam, cuyas intenciones eran introducir, progresivamente, la economía de mercado manteniendo el poder político en manos del partido comunista. Y el segundo grupo, que establecería un corte total con la economía de plan, promovería el mercado y sus instituciones y separaría el Estado de la economía.

El meollo de la discusión en las transiciones se ha centrado en cuál es el modelo más apropiado a seguir, si la terapia de choque a lo Václav Klaus o una fórmula gradual a lo húngaro, con un programa de reformas menos impetuoso. En el orden económico, las terapias de choque, al final no han avanzado mucho más que las reformas gradualistas.

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En las transiciones, los intentos de que operara la economía con modelos opuestos (un sector estatal y un sector privado) y de forma paralela, han fracasado en todos los países que lo han intentado, pues siempre se tropieza con la imposibilidad de regular la economía nacional como un conjunto, con instrumentos que se corresponden sólo a una de sus partes.

El mercado, al igual que la economía centralizada de plan, es un fenómeno orgánico con una vasta infraestructura que implica la distribución mayorista, una política monetaria y fiscal, un presupuesto balanceado, así como un número elevado de instituciones complejas y sofisticadas de créditos, seguros y reaseguros.

El error ha radicado en experimentar con híbridos; en ir introduciendo islotes de economía de mercado en el vasto océano de la economía estatal, bajo la premisa de preservar los beneficios sociales de la población. La inauguración de una red de tiendas minoristas no crea un mercado. Con un vasto sector estatal es imposible establecer una política salarial y de precios consecuente, ni regular la inflación o la balanza de pagos.

Con un amplio sector privado no puede plasmarse para el sector estatal una planificación de la producción y una distribución programada de los insumos. Aun en países como Polonia, donde la economía de mercado resultaba el objetivo, está llevando un gran tiempo desarrollar el mercado en toda su complejidad.

Estado y sociedad: la mancha imprecisa

La transición ha caminado con fuertes tropiezos, sobre todo por el desproporcionado énfasis en el equilibrio macroeconómico y el olvido de la esfera microeconómica, al punto que aún muchos países no han superado la recesión económica. Por lo pronto, se reconoció que era imposible aplicar como "terapia de choque" la política monetaria, debido al carácter fragmentario y débil de las estructuras institucionales.

Hay un número de reformas económicas a las cuales los éxitos y fracasos de las transiciones conceden carácter de prerrequisitos para la transformación exitosa del comunismo. No importa el método, ni todas tienen que coincidir temporalmente, pues lo determinante es que deben converger en el objetivo. Una prioridad clave de la transición fue la creación de un mercado mayorista y de la banca privada. Asimismo, los presupuestos balanceados y aplicados estrictamente permitieron extirpar con más facilidad los subsidios, y desmontar las fábricas y granjas no rentables.

Estos pasos, unido a los cortes en los gastos militares, en muchos casos redujeron el déficit presupuestario y regularon los gastos gubernamentales. Para mantener el balance entre oferta y demanda y para eliminar los subsidios estatales, fue necesario introducir una política flexible de precios.

La transición en Europa del Este aún no ha logrado escindir, definitivamente, el Estado de la sociedad. Los medios básicos estatales no han sido privatizados del todo y la economía privada lucha por su preeminencia. Existe una mancha imprecisa entre Estado y sociedad y entre economía privada y estatal, como resultado del lucro indebido del patrimonio nacional por parte de la esfera privada, controlada por la clientela política.

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