Madres y padres caminaban el lunes con pesadez hacia el cementerio de Beslan para enterrar a sus hijos muertos durante el asedio terrorista a un colegio ruso, mientras surgían críticas por la forma en que el Kremlin había manejado la crisis, informa Reuters.

Al menos 335 personas, la mitad de ellas niños, fueron asesinados durante el baño de sangre que puso fin al secuestro de 53 horas en un colegio ruso a manos de separatistas chechenos.

En Beslan, cerca de Chechenia, las autoridades adecuaron un terreno del tamaño de un campo de fútbol junto al cementerio, para hallar espacio para sepultar a los fallecidos.

El ejército ha reforzado la seguridad en las fronteras de Osetia del Norte por temor de que la furia por la masacre alimente las tensiones en la región del Cáucaso, en el sur de Rusia. Sin embargo, la ira se ha dirigido contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y sus servicios de seguridad.

"La versión oficial de que el terrorismo internacional está detrás de la tragedia de Beslan es un truco diseñado para desviar la responsabilidad del Kremlin", dijo a Reuters el político liberal Boris Nemtsov.

Putin, un ex espía de la KGB, llegó al poder hace cuatro años prometiendo acabar con el separatismo y construir un Estado fuerte. En las últimas semanas, dos aviones estallaron en el aire y un atacante suicida mató a nueve peatones al hacer estallar una bomba junto a una estación de metro de Moscú.

"Estamos absolutamente indefensos en el aire, en el metro y en nuestra propia capital y fuera de ella", dijo Vladimir Ryzhkov, miembro independiente de la Cámara Baja, o Duma, al diario Nezavisimaya.

"Ganó el contrato (de presidente) para restaurar el orden en el país, para asegurar la seguridad del pueblo. Hoy vemos que el contrato ha sido violado", añadió.

Putin declaró lunes y martes días de luto nacional por las muertes en el asedio, que terminó en un feroz combate el miércoles entre los rebeldes y el ejército ruso.

El destruido gimnasio del colegio, donde los rebeldes retuvieron a más de 1.000 niños, padres y profesores que asistían al primer día de clases, se ha convertido en un santuario. Privados de agua por sus secuestradores, los niños permanecieron desnudos y bebieron su propia orina en el sofocante gimnasio.

Mientras los habitantes de Beslan sepultaban a sus muertos, otros 207 cadáveres aún no han sido identificados.

La Unión Europea pide explicaciones a Putin

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, dijo que era "legítimo" por parte de la UE pedir explicaciones a Rusia sobre las circunstancias que desembocaron en la matanza del pasado viernes en la escuela de Beslan, según reportó EFE.

Prodi terció en la polémica por las aclaraciones solicitadas al Kremlin por Bernard Bot, ministro de Exteriores de Holanda, país que detenta este semestre la presidencia de la Unión, y señaló que la demanda de información es "una cosa natural entre amigos".

Los terribles acontecimientos de Beslan, afirmó el presidente de la Comisión Europea, "son una tragedia que todavía presenta puntos oscuros que no conocemos y cuando los conozcamos será normal pedir explicaciones a Rusia".

Desde Cernobbio, en el norte de Italia, Prodi precisó que "no se puede reaccionar sobre la euforia del momento, sino que hay que profundizar primero sobre lo sucedido, y puntos oscuros hay todavía muchos, pero después la demanda de explicaciones es legítima".

La petición de explicaciones efectuada por Bernard Bot, quien dijo entonces: "nos gustaría conocer de las autoridades rusas cómo esta tragedia ha podido ocurrir", fue recibida con indignación en Moscú, desde donde el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, la tachó de "sacrílega y blasfema" y aclaró que su país esperaba explicaciones de la parte holandesa.

Pocas horas después, el portavoz del ejecutivo de La Haya, Bart Jochems, aclaró que se trataba de un malentendido, e intentó suavizar la situación diciendo: "si queremos colaborar unos con otros para combatir el terrorismo es normal que queramos saber lo que ocurrió en la escuela, pero esto no es pedir explicaciones, sino intentar conocer todos los detalles".

El gobierno ruso no se quedó tranquilo y arremetió contra el "doble rasero" en la lucha contra el terrorismo internacional y añadió que "dividir a los terroristas en buenos y malos es una blasfemia".