El Partido Republicano consiguió en las elecciones legislativas de este martes mantener el control de las dos Cámaras del Congreso de Estados Unidos.

Los republicanos afianzaron su mayoría en el Senado tras una contundente derrota al titular del bloque demócrata, Tom Daschle, en Dakota del Sur, y ganar una serie de escaños en el sur.

Según El Nuevo Herald, el partido de George W. Bush se aseguró 53 bancas para el período de sesiones que comienza en enero, dos por encima de las que tiene en el período actual.

A las victorias logradas en Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia se sumaron dos nuevos escaños en Pensilvania y Luisiana.

Los resultados han sido pobres para los demócratas, que, sin embargo, han logrado colocar como senadores al hispano Ken Salazar (por Colorado) y el abogado negro Barack Obama (Illinois), informó el diario español El País.

El Senado renovaba en estas elecciones 34 de sus 100 escaños. Los republicanos podrían aún llegar a las 55 bancas si el ex secretario de Vivienda de Bush, Mel Martínez (Florida), logra convertirse en el primer cubanoamericano que entra en esa cámara.

Martínez, con el 49,38% de los votos del estado, mantiene una pequeña ventaja sobre su oponente demócrata Betty Castor (48,36%), que aún no se ha dado por vencida.

El Partido Republicano logró también prolongar por dos años más su control de más de una década en la Cámara de Representantes, y de paso derrotó a cuatro veteranos legisladores demócratas de Texas, informó la AP.

La cámara baja renovaba la totalidad de los 435 escaños. Para las primeras horas del miércoles, los republicanos se habían asegurado 218 bancas y encabezaban la disputa de otras 14, lo que les daría un total de 232, 14 más de lo necesario para controlar la cámara. Los demócratas tenían 190 bancas, y mayoría para conseguir otras 10.

Con sus resultados en las votaciones para el Senado y la Cámara de Representantes, el Partido Republicano aseguró su dominación del Congreso, aunque por márgenes estrechos que permitirían a los demócratas demorar e incluso frustrar algunas iniciativas republicanas.