www.cubaencuentro.com Jueves, 27 de enero de 2005

 
  Parte 1/2
 
La alevosía caribeña
¿Qué se esconde tras la complicidad de los gobiernos insulares con el régimen de Castro?
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, acaba de abandonar Cuba con la convicción de que Fidel Castro es "un hombre excepcional" y orgulloso de que él y su partido político hayan apoyado siempre a la revolución.

R. Gonsalves
Ralph Gonsalves (izq.), primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, recibido por Castro en La Habana.

El gobernante del pequeño estado insular, al igual que en su momento Michael Manley, y más cercano en el tiempo, Percival Patterson, ambos líderes de Jamaica, no han ocultado sus afinidades con Castro, en un maridaje que raya lo absurdo. Sin embargo, sería inimaginable pensar que la "atracción fatal" entre ellos está condicionada por sentimientos ideológicos.

Aparte de la indolencia con que la comunidad caribeña ha manejado el asunto cubano en los últimos 46 años, en las actitudes de los líderes regionales subyace algo más que simple indiferencia. Descartadas la sintonía ideológica y la inercia, habrá que apostar por la teoría de la premeditación y la alevosía para desentrañar por qué prácticamente el Caribe en pleno ha apoyado a la única dictadura del área.

Además de San Vicente y Jamaica, los gobiernos de Barbados, Trinidad y Tobago, Santa Lucía y Granada, entre otros, han mantenido desde 1972 intercambios políticos de alto nivel con La Habana, a pesar de que para Castro el Caribe jamás fue una zona prioritaria, en tanto el CAME y su círculo de influencias políticas y económicas permanecían distantes. No fue hasta 1989 que Cuba volvió la vista para "darse cuenta" que el Caribe existía, más allá de episodios anteriores aislados.

Sin embargo, y contando lo dicho, nada ha impactado más negativamente en la opinión pública que la lamentable posición de Bahamas. El gobierno de Nassau ha ido más allá que el resto de sus homólogos insulares. Las continuas denuncias de organizaciones internacionales de derechos humanos sobre las torturas y violaciones a las que son sometidos los balseros cubanos que llegan a las costas bahamesas, dejan pálida la complicidad del resto.

Los hechos del pasado 7 de diciembre, en una cárcel donde estaban detenidos varios disidentes que habían huido en balsas, son sólo la punta del iceberg. Los balseros se plantaron en huelga de hambre por las pésimas condiciones y el maltrato de que estaban siendo objeto, a lo que los guardias reaccionaron disparándole balas de goma. En el grupo había varias mujeres y niños, algunos de los cuales también fueron golpeados.

¿Qué hilo une estos hechos violentos con las lamentables actuaciones políticas del resto de los gobiernos insulares? ¿Qué se esconde tras la represión visceral de Bahamas contra los disidentes que llegan a sus costas o tras la connivencia del resto de los gobiernos con la perpetuidad del régimen?

Temor por el cambio

Los indicios apuntan a una terrible conclusión, que el pueblo cubano no debe olvidar con el paso de la Historia: a las "hermanas" islas caribeñas, la República Dominicana incluida (aunque más disimuladamente, en dependencia de quien gobierne), les conviene el actual statu quo de Cuba.

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