www.cubaencuentro.com Jueves, 05 de febrero de 2004

 
   
 
El Exxon Valdez de Castro
Exploración petrolífera en el Estrecho de la Florida: Una bomba de relojería contra los ecosistemas de Cuba y Estados Unidos.
por EUDEL CEPERO, Miami
 

Próximamente, una isla de origen norteamericano será añadida al archipiélago cubano en algún lugar al norte de La Habana y Matanzas, donde 10.702 km2 de las aguas antillanas son propiedad económica de la empresa española Repsol-YPF S.A. La ínsula metálica, construida en Estados Unidos, se llama Eirik Raude y es una de las mayores plataformas de perforación petrolera semisumergible del mundo.

Tragedia Exxon
Costas norteamericanas. Tragedia del Exxon Valdez, 1989.

Los capitalistas españoles, con el beneplácito de los comunistas cubanos, han rentado la plataforma a una compañía Noruega —por la suma de 195.000 dólares diarios— para perforar un pozo de petróleo a unos 1.650 metros de profundidad en la llamada Zona Económica Exclusiva del Golfo, ubicada en el estrecho de la Florida. Repsol lleva todo el riesgo en la operación y, de aparecer hidrocarburo, deberá compartir a partes iguales con La Habana los beneficios de su comercialización.

La perforación de este pozo, aparentemente, es el primer gran objetivo alcanzado, luego de varios años de trabajo, por los servicios de inteligencia, cabildeo, propaganda y relaciones internacionales del régimen, con el interés de financiar la exploración de lo que podría ser la salvación energética del castrismo. Dentro de ese contexto, es de notar que hace más de doce meses una investigación de la Universidad Rice, en el estado de Texas, hizo noticia al asegurar que compañías norteamericanas podrían importar "unos dos millones de toneladas de gas natural mediante un gaseoducto" desde las aguas territoriales cubanas, lo cual "ayudaría a mejorar la seguridad energética de los Estados Unidos".

Casualmente, por igual época, Castro ofreció a las poderosas corporaciones del petróleo norteamericanas, en varios discursos, las posibles reservas de hidrocarburos en la zona cubana del Golfo de México.

Finalmente, el pasado 3 de diciembre, el gobernante fue explícito al publicar en una nota oficial, que "El gobierno de Cuba desea expresar que no existe objeción alguna a que empresas petroleras norteamericanas puedan participar en la exploración y perforación en nuestra zona económica exclusiva sobre bases de beneficio mutuo, como ha ocurrido con los intercambios sostenidos entre los agricultores y comerciantes estadounidenses de productos alimenticios y nuestro país durante los últimos dos años".

Aparentemente, todo está funcionando muy bien para Castro, pues, por coincidencia, una de las mayores compañías estadounidenses de servicios petroleros, Halliburton Company, se pronunció a finales del año pasado a favor del levantamiento de las sanciones económicas contra Cuba, argumentando precisamente que empresas de otros países llevan la delantera a las de Estados Unidos en ese mercado.

Las expectativas por los resultados que obtenga Repsol en Cuba son muy grandes y son seguidas de cerca por otras trasnacionales petroleras, especialmente por Sherritt International de Canadá y la brasileña Petrobras, las cuales incluso han realizado estudios y alquilado lotes en la misma zona.

Llama la atención que la perforación petrolífera en la zona económica exclusiva cubana del Golfo de México se realizará cerca de la parte norteamericana del mismo golfo, donde existe una moratoria a las prospecciones de hidrocarburos para proteger los recursos naturales de la península de la Florida. Es por ello que las perforaciones petroleras españolas en la parte cubana del estrecho de la Florida constituyen un peligro para todo el ecosistema del norte caribeño.

Máxime porque en dicha región fluye la llamada corriente de la Florida que, con una velocidad de cuatro nudos, recorre la costa norte occidental de Cuba y posteriormente sube hacia el norte, bordeando los cayos y costas del sur y este de la península norteamericana, constituyendo un vehículo natural capaz de trasladar posibles contaminantes.

Por ejemplo, cualquier tramo de costas en la Península de Guanahacabibes, Varadero, La Habana, Key West, SouthBeach, Miami, o Biscayne National Park, podría ser fuertemente afectado si ocurriese en el Estrecho de la Florida un desastre parecido al del buque Prestige, que el año pasado se hundió con 70.000 toneladas de fuel-oil a una profundidad de 2.300 metros. A pesar de estar a 245 kilómetros del litoral español, contaminó más de 450 kilómetros de las costas gallegas y afectó la ecología y la economía de esa región.

Para una mayor ilustración del peligro, baste imaginar qué ocurriría con los manatíes, los quelonios y la industria turística, si unos 100 kilómetros del litoral floridano son embadurnados con cientos de toneladas de alquitrán cubano.

Por ello, la pregunta obligada es: ¿Dónde están los ecologistas? ¿Dónde están Sierra Club, NatureConservancy, Environment2004, Environmental Justice, Earth Justice, Friends of Everglades, Citizen for a Better SouthFlorida, Greenpeace y los otros?

Mientras tanto, el Exxon Valdez de Castro maniobra para tirar sus aceitadas anclas frente a las costas de la Florida.

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