Ex presos políticos, historiadores, economistas, abogados, escritores, filósofos, líderes de partidos de diversas tendencias y representantes de organizaciones internacionales realizaron este fin de semana, en Madrid, un nuevo intento de comprender posiciones diferentes y reunir ideas útiles para una transición hacia la democracia en Cuba, que consideran cada vez más cercana.

Periodista Alí Lmrabet, Premio Raúl Rivero de la AECT.

Bajo el auspicio de la Asociación Española Cuba en Transición (AECT), el centenar de participantes en el Congreso Internacional de Cultura Cubana se repartió durante viernes y sábado en un ambicioso programa de una veintena de mesas de trabajo, cuyo contenido los organizadores tienen el propósito de hacer llegar a la Isla a través de transmisiones radiales, Internet y material impreso.

"Nos enfrentamos, como sabemos, a un gobierno metódicamente empeñado en ocultar la realidad, en distorsionar los hechos, en ejercer la censura, en callar a los inconformes. Esa es la misión básica del totalitarismo: arrancarles las palabras a las personas y sustituirlas por un ruido artificial y ajeno", dijo en la clausura del evento Carlos Alberto Montaner, presidente de la Unión Liberal Cubana.

Esto "define nuestra primera tarea: prestarles nuestra voz a los cubanos. Transmitirles nuestras vivencias de mujeres y hombres libres, compartir con ellos las lecturas de los libros que no pueden leer, las ideas que les son vedadas y los sueños a los que no los dejan asomarse", agregó.

La necesidad de reactivar el entramado democrático nacional, cuando las nuevas generaciones sólo han visto un partido único durante 45 años, fue una de las preocupaciones de los representantes de los partidos políticos asistentes.

No obstante, José Ignacio Rasco, secretario de Relaciones Internacionales del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, cree que "hay más reservas morales" de las visibles, "además de reservas históricas que alientan la esperanza".

Aunque para Rasco el nivel de organización de las entidades independientes de la Isla "no es suficiente", lo que más le interesa es su crecimiento paulatino. "El poder de resistencia puede verse, por ejemplo, en las familias de los presos. También en las personas que han seguido firmando el Proyecto Varela. Esos son síntomas de que la gente va perdiendo el miedo".

La tendencia general de los disertantes en el Congreso Internacional de Cultura Cubana estuvo marcada por la exigencia de un cambio pacífico y el destierro del lenguaje de la violencia. Sin embargo, en opinión de Rasco, "queda gente despistada. Hay ciertos sectores que provocan que la masa, el hombre masa como diría Ortega y Gasset, se deje llevar por una corriente puramente anticubana, diría yo. Pero esa es una minoría, no hay que preocuparse mucho de eso".

Roberto Fontanillas, presidente de la Fundación Democrática Cubano-Venezolana y moderador del debate "Los partidos políticos en el post-totalitarismo", coincidió en que en estos momentos hay en el pensamiento político opositor en el exilio un común denominador: "la necesidad de un orden cívico-político en la transición, la buena voluntad, el deseo de una reconstrucción en convivencia entre todos los ciudadanos de nuestro país".

Para el dirigente, "el discurso de hoy es otro. Hemos tenido que madurar desde lejos. Al mismo tiempo se oyen voces más jóvenes, de hombres que tienen menos de 20 años en el destierro, unidas a las de los que llevamos más tiempo y que hemos madurado dentro de sociedades democráticas".