www.cubaencuentro.com Lunes, 14 de junio de 2004

 
  Parte 1/4
 
La transición financiera
¿Está listo el sistema bancario cubano para los inevitables cambios hacia la democracia?
por TOMáS G. MUñOZ, Marbella
 

Nuestro planeta vive en una constante transición, resultado de diálogos, negociaciones, fuerzas de mercado, o porque le llegó su momento. Por ejemplo, en el caso de la España franquista, varios modelos de transición fueron abanicados por diferentes actores en diferentes tiempos, sin conseguir más que fugaces soplos. Entre Juan de Borbón, en los años cuarenta, y Ruiz Jiménez, a principios de los setenta, se produjeron diversos esquemas que acabaron en el rastro de la historia, al paso que Juan Carlos de Borbón trazaba su propio guión, antes y después de la muerte de Franco.

Bancos
Banco Internacional de Comercio, La Habana.

Los hechos dan razón al historiador español Javier Tusell cuando dice que "todas las transiciones democráticas han sido una complicada partida de ajedrez a varias bandas, en las que el resultado final de ninguna manera estaba escrito".

Pero en España no fue necesaria una transición financiera. En general, su sistema era saludable, y conformado de acuerdo con el modelo occidental.

En Europa oriental, la caída del Muro de Berlín "cogió en bragas" a más de un dirigente comunista, de modo que, a menudo, los tránsitos de sus países se produjeron sobre la marcha, con el consecuente zigzagueo político y económico. Eventualmente, muchos de ellos salieron de sus atolladeros y, actualmente, todos ellos tienen sistemas financieros que más o menos siguen el modelo occidental: bancos centrales, comerciales y de inversión, instituciones parabancarias y mercados de capitales.

En el caso cubano se han preparado decenas de planes de transición, incluyendo los financieros. Y, aunque todavía  el primero está por montarse en el tren de la historia, son necesarios para que, al menos teóricamente, los futuros ejecutores del cambio tengan algo que mascar y digerir en ese pedregoso camino hacia la democracia. Porque nadie sabe cómo y cuándo se producirá la transición cubana. Pero lo seguro es que la habrá.

Normas y excepciones

Antes del cambio, los países socialistas tenían estructuras financieras sencillas, diseñadas ex profeso para sus centralizados entornos económicos. Consistían en un banco nacional, que era a la vez banco de emisión y banco comercial, a través del que se canalizaban los flujos monetarios de la economía interna. Además de un banco de comercio exterior, encargado de la parte externa del producto de cada país.

Sin embargo, había y hay excepciones a esa regla general. La primera era Hungría, donde desde el inicio de los años ochenta operaba el Central European International Bank, especializado en switch trade (comercio compensado o trueque), tan común antes de 1989. El Estado húngaro, mayoritario, y varios bancos internacionales europeos, eran los principales accionistas.

La segunda excepción la vemos hoy en China y Vietnam, que, sin abandonar el socialismo totalitario, han establecido modelos peculiares (economías socialistas de mercado) que —grosso modo— siguen el modelo occidental. En esos dos países hay banco central, bancos comerciales nacionales y extranjeros, etc. Al visitar la bolsa de Shangai, he visto el desarrollo y la actividad presentes en algunos parquets primermundistas. Nadie diría que detrás de eso hay una férrea dictadura que no tolera el disenso político.

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