Siete de los 11 países latinoamericanos que integran este año la Comisión de Derechos Humanos de la ONU votaron a favor de la resolución sobre Cuba, aprobada por 24 votos a favor, 20 en contra y 9 abstenciones. La situación repite la del año pasado, cuando los vecinos de la Isla se posicionaron también en bloque respecto a La Habana.

La censura implícita en la votación ha irritado considerablemente al gobierno cubano, que calificó a los gobiernos de la región de "serviles vasallos" de Estados Unidos.

La resolución aprobada el jueves recibió el apoyo de Chile, Costa Rica, Guatemala, México, Perú, Paraguay y Uruguay. Venezuela votó en contra, y Argentina y Brasil optaron por la abstención.

El texto ha recibido el calificativo de "moderado". Sólo pide a La Habana que reciba a la francesa Christine Chanet, relatora del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, y coopere con su trabajo.

Sin embargo, Juan Antonio Fernández Palacios, jefe de la delegación cubana en Ginebra, calificó el texto de "burda maniobra completamente desprestigiada e inmoral, cuyo único objetivo ha sido fabricar pretextos para tratar de justificar el bloqueo genocida y la política de agresiones que durante más de cuarenta años el gobierno de Estados Unidos ha practicado contra Cuba".

Antes de la votación, la Comisión rechazó dos propuestas de enmiendas.

La primera, presentada por Costa Rica, pedía criticar explícitamente la reciente represión contra la oposición pacífica de la Isla, que ha llevado a la cárcel por hasta 28 años a 75 disidentes.

La segunda enmienda, presentada por representantes del gobierno cubano, pedía el cese del embargo de Estados Unidos a Cuba.

Funcionarios cubanos y la prensa oficialista de la Isla han hecho públicas duras críticas contra los países latinoamericanos que apoyaron la resolución, y no se ha hecho esperar el cruce de declaraciones que ha enrarecido aún más la ya tensa relación entre el gobierno de Fidel Castro y varios de sus vecinos en la región.