Autoridades y residentes de Miami daban este viernes los toques finales a los preparativos para la reunión del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), entre el 17 y 21 próximos, que ya ha comenzado a trastornar drásticamente la vida en la ciudad.
La reunión tendrá lugar en un céntrico hotel de Miami, con cerca de mil funcionarios de los 34 gobiernos de todas América —con excepción de Cuba—, quienes examinarán el proyecto de creación del ALCA, dirigido a eliminar aranceles para facilitar el libre flujo de mercancías a través de las fronteras.
Miami compite, junto a otras ciudades del continente, por la sede del ALCA. Los impulsores del acuerdo aspiran a que sea adoptado definitivamente en 2005.
A la par de funcionarios, expertos y periodistas, las autoridades esperan a unos 25.000 manifestantes opuestos al ALCA y a la globalización, que tienen previstas tres grandes marchas el martes, jueves y viernes, además de potenciales protestas no autorizadas.
En previsión de disturbios, numerosos negocios del área de Brickell y el downtown cerrarán sus puertas o funcionarán a media máquina. Se emitieron identificaciones específicas para quienes sí trabajarán en el área durante la semana, y la policía alertó sobre posibles atascos de tráfico.
En el puerto de Miami, cercano al hotel Inter-Continental, sede de la reunión, todos los cruceros han cancelado los viajes previstos para esta semana, lo que significa una pérdida de unos 600.000 dólares al puerto. Se teme que las manifestaciones obstruyan las operaciones regulares de este.
Los tribunales federales, ubicados en el área, no sesionarán. Algunos juicios han sido aplazados, o trasladados a otras ciudades.
La policía de Miami contará con cercas de seguridad de ocho pies de altura, 2.500 efectivos en el terreno y cañones de agua.
Los críticos del ALCA alegan que si se logra, el acuerdo continental causará, entre otras vicisitudes, que las multinacionales superen no sólo las barreras arancelarias, sino también las ambientales, las regulaciones de protección del trabajo y la necesidad de servicios sociales, y arruinen los pequeños negocios.
Muchos manifestantes afirman que su protesta será pacífica, mientras que otros han insinuado que no se contendrán si perciben que la policía los intenta reprimir. Los anarquistas, por ejemplo, no descartan destruir propiedades como forma de expresar sus opiniones.
"Necesitamos usar todas las tácticas que tengamos disponibles para frenar el ALCA", dijo Lauren Anzaldo, de 24 años, residente de Pensacola, en el estado de Florida.
Los detractores del ALCA llevan tiempo preparándose: el mes pasado, un grupo de California realizó un entrenamiento que incluyó organización, escalamiento —para colocar pancartas— y acciones masivas.
La policía de Miami ha dicho que tolerará todo tipo de insultos verbales, pero ninguna agresión física. El jueves, la Comisión de Miami —órgano ejecutivo— aprobó una controversial ordenanza promovida por el jefe de la policía, John Timoney, que prohíbe o limita una larga lista de objetos con el argumento de que pueden ser utilizados como armas durante las manifestaciones.
Dentro de la alcaldía, algunos activistas antiglobalización presenciaron la aprobación de la medida con sus bocas amordazadas en señal de protesta, mientras en las afueras una veintena de personas expresaban con pancartas su inconformidad.
El martes, las autoridades arrestaron a tres activistas antiglobalización. Fueron las primeras detenciones de lo que presagia ser una semana muy movida en los espacios públicos y las cárceles de la ciudad. |