www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
De vuelta los Senadores
Liván Hernández jugará el próximo año con el uniforme del Washington, un equipo ligado históricamente al béisbol cubano.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

El lanzador cubano Liván Hernández cambiará el uniforme del Montreal por el del Washington en la próxima temporada de Grandes Ligas. Pero no se trata de un canje a otra novena, sino que el equipo canadiense se traslada para la capital norteamericana a partir de 2005.

L. Hernández
Pitcher Liván Hernández.

De esta manera el béisbol del Big Show regresa a la populosa ciudad, después de 33 años de ausencia. Fue en 1971 que los Senadores de Washington —dirigidos entonces por el inmortal Ted Williams— celebraron allí su último juego y al año siguiente jugaron con el nombre de Vigilantes de Texas.

Seguramente Hernández será el pitcher abridor del partido inaugural, debido a los sobrados méritos que acumuló en Montreal durante 2004. De nuevo estuvo en una gran campaña y tanto es así que resultó el pitcher más trabajador de Grandes Ligas. Las 255 entradas lanzadas y 34 aperturas repartidas entre los seis agotadores meses, le avalan como un superpitcher de esos que cada mentor quisiera tener en su staff de pitcheo, porque jamás falla a la hora de encaramarse en la lomita.

Los partidos se jugarán en el RFK Stadium —que será remozado para el inicio de la contienda— y allí se efectuarán hasta que se construya un nuevo parque acorde con las necesidades modernas y el incremento de millones de ciudadanos capitalinos.

Nombres históricos

El béisbol cubano está muy ligado a la historia del Washington. Este nombre trae recuerdos imborrables para veteranos aficionados cubanos, ya que numerosos jugadores de la Isla militaron en equipos de la capital norteamericana.

El primero fue Merito Acosta, en 1915, y más tarde José Acosta, en 1921. No fue hasta 1939 que Roberto Tarzán Estalella integró el popular colectivo, y entre 1940 y 1942 jugó el zurdo René Monteagudo. Dos años después subieron Roberto Ortiz, "el gigante del central Senado", Fermín Guerra y Gilberto Torres. Y en 1950, el gran Conrado Marrero vistió la misma franela de rayas como también lo hizo Sandalio Potrerillo Consuegra.

En 1951 arribó al equipo Carlos Patato Pascual, y su hermano Camilo, un extraordinario pitcher, también lanzó para los Senadores a partir de 1954 y jugó allí sus siete primeros años. Después pasó al Minnesota y posteriormente regresó por otros tres años al conjunto, con el que obtuvo 81 de sus 174 triunfos en la gran carpa.

Al año siguiente estuvieron el torpedero Joel Valdivieso, el jardinero Carlos Paula y el también tirador Pedro Ramos. El último cubano que estuvo en aquella novena fue el catcher Paul Casanova, quien actuó de receptor entre 1965 y 1971, la justa final antes de pasar a Texas.

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