www.cubaencuentro.com Viernes, 22 de julio de 2005

 
  Parte 5/5
 
José Antonio Saco: memoria sobre el juego
Moralidad, vagancia y utopía 'con los pies en la tierra'.
por EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
 

Al leer a Saco se comprende que, al menos en el estilo, hay de parroquialismo, de docentismo, de prédica normativista que lo acerca a los pasajes más moralistas de Varela. La escritura y retórica cristiano-eclesial, igual que de muchas de nuestras virtudes, es responsable de ese moralismo que aún obstaculiza el libre ejercicio de pensamiento.

Como decía Hegel en sus prolegómenos a las Lecciones de Historia de la Filosofía, el pensamiento filosófico debe ejercerse en libertad; para él no basta ni siquiera la autonomía. Incluso si hay libertad política, pero dependencia estética, moral o religiosa (para no referir ya la económica), la filosofía emergerá de forma aburrida y previsible; demasiado anunciada por aquello que la precondiciona.

Respecto a la "cura" de esa "enfermedad" social que es el juego, Saco confiaba en la intervención profiláctica de autoridades fuertes. De un Capitán General severo, pero recto. Esto da la razón a Rojas sobre Vitier en la referida discusión. La Ilustración, al menos la habanera, confiaba en un fuerte ejecutivismo racional. Un curioso mensaje de actualidad que no sé si pueda compartir.

Miami y el juego

El pasado martes 8 de marzo se celebraron en los condados de Miami Dade y de Broward, el vecino del norte, las votaciones en torno a la legalización de las máquinas de juego ("tragamonedas") que esperaban ser situadas en algunos centros de diversión.

Se pronosticó una baja asistencia a las urnas, alrededor de un 15 por ciento de cerca de un millón de votantes. En efecto, estuve en la mañana en el colegio de votación instalado en la escuela Devon Aire, en Kendall, y apenas concurrieron votantes. También me reuní con un grupo de ellos en el Tommy's Bakery, 56 St., a la altura de Miller Drive, y ratificaron la misma apatía.

Además, entraba en los pronósticos un resultado positivo; se había llevado a cabo una entusiasta y bien dotada campaña a favor del "gamblig", con unos 6 millones de dólares en gastos de publicidad; pero a última hora, el propio gobernador Jeb Bush utilizó la cobertura mediática para pronunciarse en contra, lo que emparejó bastante la campaña hasta el momento del ejercicio del voto, dada la popularidad con que el político cuenta en el sur floridano.

Pero lo más interesante de este episodio democrático en torno al juego es que todas las partes, tanto la que se oponía como la que favorecía el juego, manejaban más o menos los mismos argumentos. Es algo realmente desconcertante que sucede en la mayoría de los debates actuales, ya sea sobre la guerra, el terrorismo, la pobreza, la discriminación, el medio ambiente…: se repiten las explicaciones, aunque manipuladas desde intereses distintos.

Julia López, defensora del "sí", aseguró que la introducción de las máquinas traerían más dinero para las escuelas y generarían empleos. Es decir, para sorpresa de Saco y los "saquistas", existiría aquí una defensa pragmática del juego; incluso con implicaciones positivas en el ámbito de la moralidad, pues en este caso el antiguo "vicio" auxiliaría al estudio y la laboriosidad.

Por otra parte, quienes se opusieron al juego, aunque sí manejaron intensamente el argumento moral refiriendo esta actividad como fuente de diversos males sociales, también aportaron contra él pruebas práctico-instrumentales. Por ejemplo, el hombre de negocios Sergio Pino, quien invirtió 100.000 dólares en el "no", aseguró que, aun cuando se ganara, Miami iba a gastar más en relación con el probable beneficio; o iba a tener una ganancia que no ameritaba tanto esfuerzo, toda vez que lo recaudado debía repartirse entre 67 condados del estado de la Florida.

Finalmente, los votantes de Miami Dade (votó el 14%) dijeron "no" a situar máquinas tragamonedas en tres instalaciones de juego; el balance final fue 51,6% a 47,5%. Mientras, el condado de Broward dijo sí, 55% a 44%, abriendo la alternativa de situar las máquinas en dos hipódromos, un canódromo y un frontón.

Resta aún una batalla legislativa adicional para implementar este resultado. La estructura de la economía contemporánea, en particular la norteamericana, tiene una gran área especulativa, financiera y de servicio, que, aunque no le resta actualidad al enfoque Ilustrado, sí lo rectifica de una manera notable. Debemos atender estos cambios para acometer una "utopía con los pies en la tierra".

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