www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 3/5
 
Barcelona: Crónica de los solares
El escritor Manuel Pereira regresa a Cuba después de doce años. Con el paso del tiempo, La Habana se ha convertido en una ciudad ajena y poblada de fantasmas.
por MANUEL PEREIRA
 

Bebí agua en la pila del fregadero, como cuando era niño, y oriné de nuevo en el inodoro del patio, mucho más destartalado y ruinoso y pestilente que antes de irme de Cuba, pero no por eso menos entrañable. Subí a la azotea de la casa, me encaramé en aquellos muros en los que aprendí a empinar papalotes y a rascabuchar a las muchachas del Instituto que estaba al lado, cuando subían a hacer calistenia en shorts; y luego bajé a la calle y fui a la cuartería de enfrente, donde vivió mi abuela más de medio siglo. De aquel inmenso solar, que en otros tiempos quizá fuera el palacio de algún conde o marqués, hoy sólo quedan ruinas, y, no obstante, sigue estando habitado.

Los vecinos, para ir al baño, tienen que cruzar por unos frágiles tablones de madera porque los pasillos se han derrumbado; los niños, para jugar en los patios en los que yo jugué, tienen que hacer malabarismos y acrobacias en medio de un decorado que parece salido de un grabado de Piranesi. Me asomé al agujero que se abre en lo que era la habitación de mi abuela. Un abismo musgoso, al fondo del edificio. Ya no están allí los dos arcos de mediopunto que eran como bostezos de piedra, ni la persianería francesa por donde salían los vapores de sus potajes gallegos y sus cantos mientras cocinaba: sus muñeiras, sus jotas y sus pasodobles. Tampoco está el balcón con sus arabescos de hierro, ni la barandilla en la que solía asomarse al mediodía, entre claveles reventones, con su perrita pequinesa en brazos, para avisarme, con un alarido que llegaba a la azotea de enfrente, que fuera a almorzar con ella. Nada, sólo un agujero negro allí donde vivía mi abuela.

La mitad del inmueble se ha derrumbado, toda la parte de atrás, dos plantas enteras se vinieron abajo, y entre las amenazadoras grietas de lo poco que queda en pie ahora brotan enormes coágulos de raíces aéreas, que trepan o cuelgan, y se multiplican las plantas parásitas y los helechos atacando el cuerpo lastimoso de la casa. Sin embargo, de noche, cuando uno mira hacia arriba desde la calle, hacia donde estaba su balconcito y ahora sólo hay una oquedad, allí está mi abuela, titilando entre las estrellas que se ven a través del vano, más allá del techo desaparecido, mi abuela centelleando en la honda oscuridad.

Y entonces fui al Parque del Anfiteatro, donde aprendí a caminar, a jugar a la pelota y a la quimbumbia, y luego a las pocetas del malecón, donde mi padre me enseñó a nadar en medio de una pandilla de negritos pendencieros.

Y por supuesto, allí estaba esperándome su imagen reverberante, de pie entre los dientes de perro esmaltados de algas, riéndose. Con su trusa negra impregnada de salitre, mi padre me hacía señas con una gorra de pelotero, para que me lanzara al mar junto con él.

También fui a otro solar que amenaza ruina, donde yo tenía mi estudio de escritor. El último solar en el que residí hasta el día de mi partida.

Allí estaban los despojos de mi biblioteca perdida, restos de un naufragio. Las goteras durante doce años habían destruido casi todos mis libros. Me llamó la atención un volumen ennegrecido, como carbonizado: La fenomenología del espíritu, de Hegel. Parecía un pan pompeyano, y de hecho se pulverizó entre mis dedos cuando quise sacarlo del estante. Dos perros van ladrando a mi lado por la Plaza de la Catedral: al primero lo tuve que sacrificar en mi primera juventud, al segundo lo tuve que dejar cuando me fui de Cuba. A una pedrada de la casa de mi madre, en la calle Trocadero, está la de mi maestro, José Lezama Lima, hoy convertida en museo. Quise entrar allí, como cuando yo tenía 22 años, pero estaba cerrado a cal y canto, por reformas, según me dijeron las celadoras... Otro fantasma que me acompaña.

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2. Y así, en ese estado...
3. Bebí agua en la pila...
4. Tenía poco tiempo...
5. El 50% de la población...
   
 
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