www.cubaencuentro.com Viernes, 16 de mayo de 2003

 
Parte 3/5
 
Carta a Richard Sorge
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Descifrando las claves de su vida descubrí cómo transmitía usted los pitazos. Yo, con esta imaginación un poco amazónica, llegué a pensar que lo hacía a través de un samovar llamado Nikita, pero no. Escribía sus secretos chivatazos en un lugar medio prostibulario conocido como Alt-Heidelberg, donde las geishas se disfrazaban de alemanzonias, y luego se iba a un bosque cercano, como caperucita. Allí encendía un cigarro, y si alguien prendía otro un poco más pa' llá, metía patín hacia un barco anclado en la bahía, y entregaba el material en el camarote. Pero como usted jugaba para triple play, también escarbaba en el despacho del embajador Ott fisgoneando. Al nazi le contaba lo que hacían los samurais; a los samurais, lo que pensaban hacer los heil hitler, y a los Volodias, todo, eso lo convertía en chivato en original y tres copias. Así alertó al viejo Pepe de que le iban a caer encima en junio del 41, con 170 divisiones, y que los nipones morderían a los cowboys, como sucedió. A aquella cama alemana se le llamaba Operación Barbarroja.

Como ya le tengo dibujado en brocha gorda, me gustaría rastrillar un poco de cáscara y comentar algo más su triste heroico ofidio, y enterarlo de los aportes de mi país, además de otras consideraciones mundiales. Le informo a usted con tinta rápida que sus métodos no sirven para los agentones de cubita. No imagino a un espía usando lo del cigarro encendido, pues en época de crisis, donde los populares son impopulares y no hay aroma de nada, el susodicho se vería obligado a andar regado por el piso, recogiendo cabos, o fabricando brevas de uso. Lo del bosque lo veo también bastante fú, porque el entusiasmo vegetal del buldoceo sólo dejó uno, de milagro. Y no le digo nada si lo marcan montándose en un barquito anclado. Nadie pensará que el supermirón va allí a entregar informes. Es más, como le vean abordando mucho la lanchita de Regla, con un poco de misterio y sirigaña, lo incineran.

En un manual del perfecto trompeta que tengo a mano, aparecen ciertos adminículos indispensables para su profesión, aunque, ya le digo, mi país ha hecho aportes que luego le comentaré. En el mamotreto se habla, en primer lugar, de los satélites, que hacen posible ver a grandes distancias y fotografiar los objetivos. Como mi país no tiene la plata necesaria para comprar un aparato propio, ni haciendo una ponina entre todos, el jefe tomó una decisión muy sabia: convirtió la isla completa en uno. Yo no sé si es efectiva la idea o no, porque éste no le enseña las fotos a nadie, pero no vea lo mareados que vamos. Otro auxilio del profesional son las cámaras ocultas. Hasta había una en la guerra fría, el reloj de pulsera Steineck ABC, que copiaba todo lo que uno quería. En lo de las cámaras, se supone que los más adelantados son los mismos que le guindaron a usted por el pescuezo, pero en mi isla las cámaras ya no se usan con ese objetivo, sino como medio de transporte. El posible agente se monta en una, rodeado de gente, y surca el mar para irse a buscar información, o para no seguir desinformado. Las más efectivas son las de camiones y tractores, que siempre tienen la línea de flotación muy por debajo del gusano. El gusano no es, como puede usted pensar, la válvula por donde se inflan, sino el sujeto que va encima del caucho.

1. Inicio
2. En algunas novelas...
3. Descifrando las...
4. Otros complementos...
5. Pero el más...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a Carlos Marx
RFL, Barcelona
Carta a Genaro Melero
Carta a John Lennon
Carta a Miguel Ballester
Pollo a la escaramuza
ENRISCO, New Jersey
Carta a Armando Menocal
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir