Nunca en la historia reciente de Estados Unidos, un presidente había disfrutado tanto los beneficios de una prensa benévola como George W. Bush. Sólo que esta luna de miel finalmente ha terminado.
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Presidente norteamericano Bush. |
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Durante la anterior campaña electoral, Bush conquistó la simpatía de una parte de los votantes, que preferían "ir de pesquería o a tomarse una cerveza" con él antes que con el estirado ex vicepresidente Al Gore. Luego, algunos de esos simpatizantes se quedaron con tiempo de sobra para pescar y sin dinero para la cerveza, gracias al desempleo, pero en ese momento ya habían ocurrido los ataques terroristas del 11 de septiembre y el país estaba en guerra. Para entonces, criticar al mandatario se consideraba un acto "antipatriótico".
Ahora la nación sigue combatiendo el terrorismo, y sin embargo, la prensa comienza a ser más crítica con el presidente. ¿Qué ha producido este cambio? Que ha perdido credibilidad. Lanzó una guerra bajo fundamentos falsos y muchos no están dispuestos a pasarlo por alto. La razón es muy sencilla. Si se equivocó en una ocasión, ¿quién garantiza que no vuelva a repetir el error?
La falta de inteligencia y la pasión sin límites son indispensables para restarle importancia al hecho de que no se hayan encontrado armas de exterminio masivo en Irak. Pero fanáticos y estúpidos no bastan para ganar una elección. Y Bush sabe que ahora sí la decisión dependerá del resultado de las urnas. Por eso sus asesores decidieron que el presidente se presentara en Meet the Press, de Tim Russert, el programa de la cadena NBC que ven los políticos y periodistas todos los domingos.
No fue una decisión equivocada. Desde que llegó al poder, los asesores y funcionarios mantienen al presidente lo más alejado posible de los periodistas que formulan preguntas "difíciles". Las conferencias de prensa han sido escasas y las entrevistas muy limitadas.
Aquí, también el argumento del país en guerra ha resultado el más socorrido. Pero con la popularidad en baja y ante una elección que se pronostica muy reñida, Bush estaba obligado a demostrar que es capaz de enfrentar los temas más candentes de su mandato e incluso intentar eliminar algunos argumentos que su oponente podría esgrimir cuando se defina la candidatura demócrata. Por otra parte, la participación en alguno de los programas dominicales es indispensable para cualquiera que aspire a llegar o mantenerse en la Casa Blanca. |