www.cubaencuentro.com Lunes, 19 de julio de 2004

 
  Parte 1/2
 
El arte del chantaje
Corea del Norte y la amenaza nuclear. Cartas preelectorales con la vista puesta en noviembre.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa
 

Las conversaciones que se realizaron recientemente en Pekín entre Estados Unidos, Japón, Rusia, China y las dos Coreas terminaron sin acuerdo, en lo que se refiere al desmantelamiento del programa nuclear de Corea del Norte. Dichos planes representan una verdadera amenaza para la humanidad, y el breve comunicado dado a conocer al final de la reunión subrayó "la falta mutua de confianza entre las partes".

J. Kelly
Subsecretario de Estado norteamericano James Kelly (dcha.), durante las conversaciones con Corea del Norte.

Corea del Norte se convirtió en la primera monarquía comunista del mundo al Kim Jong Il heredar el trono de su padre, Kim Il Sung. Es, probablemente, una de las sociedades más cerradas que existen en el mundo. Las informaciones que han trascendido en los últimos años muestran un país con hambrunas cíclicas y a un líder paranoico, que sólo viaja en un tren blindado, pero tiene en el chantaje nuclear su arma más importante de política exterior.

El meollo de las discusiones se centra en dos términos. El gobierno norteamericano aspira a "desmantelar" el programa nuclear de Corea del Norte y, a cambio, ofrece ayuda sustancial en suministro de petróleo, alimentos y la construcción de nuevas instalaciones, como fuentes alternativas de energía.

El régimen norcoreano aspira a recibir todos esos beneficios, pero prometiendo sólo "congelar" su programa nuclear. O sea, podría quedar en posesión de algunas armas nucleares que, según expertos militares, ya fueron producidas con el uranio extraído de la planta de Yongbon, que desde hace cerca de dos años no es inspeccionada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

¿Conflicto irresoluble?

Esta crisis estalló en octubre de 2002, cuando el subsecretario de Estado norteamericano, James Kelly, acusó a Corea del Norte de violar el Acuerdo Marco firmado en 1994, en Ginebra, según el cual Pyongyang congelaba su programa nuclear a cambio de 500.000 toneladas anuales de crudo y la construcción de dos reactores de agua ligera.

En esta última ronda de conversaciones, el gobierno de Washington se presentó con una propuesta más conciliatoria. Originalmente, había exigido el desmantelamiento "total, verificable e irrevocable" del programa nuclear norcoreano, antes de cualquier tipo de negociación.

Kelly presidió la delegación norteamericana en esta última ronda y propuso un programa de tres meses para iniciar el desmantelamiento. Si Pyongyang aceptaba ese compromiso, comenzaba de inmediato el suministro de ayuda energética y el régimen norcoreano podría firmar un acuerdo de seguridad con Estados Unidos.

Por algunos momentos, una larga reunión bilateral entre las delegaciones de Estados Unidos y Corea del Norte alentó expectativas sobre un avance en las negociaciones.

Pero entonces surgió un elemento desestabilizador. Se filtró la noticia de que durante esas pláticas los norcoreanos hicieron uso del arma del chantaje y amenazaron con la "posibilidad" de realizar el primer ensayo nuclear.

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