Al cumplir el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, su primer año en el gobierno, algunos rasgos de su estilo de mando no dejan de preocupar.

Kirchner: ¿Un nuevo Perón para Argentina?

Por ejemplo, en doce meses de gestión nunca hubo una reunión de gabinete. Hay quienes opinan que algunos ministros nunca se han visto la cara entre ellos. El propio Kirchner se ufanó desde el principio de su sentido "radial" de la autoridad; es decir, entabla relaciones particulares con cada ministro, y nunca con más de dos a la vez.

El presidente argentino es ministro de muchas cosas al mismo tiempo, pero es, fundamentalmente, su propio jefe de relaciones públicas, su vocero y el administrador personal de los medios de comunicación estatales.

En este año, la gestión del Estado se ha concentrado cada vez más en las manos de Kirchner. Con ese preciso humor de los peronistas, Eduardo Duhalde (anterior presidente y quien preparó el camino para la elección del actual) señaló: "Lo que ustedes ganan en los diarios, lo pierden en el Boletín Oficial". La explicación es que la mayoría de los ministros ronda en torno del sistema solar que encarna el presidente argentino, y prefieren esperar por el beneplácito de Kirchner antes de firmar cualquier resolución o decreto. Por eso, el Boletín Oficial tiene cada vez menos páginas.

El diario argentino La Nación comentó el asunto: "La presidencia se parece, a veces, a la autopista de Julio Cortázar, donde la vida transcurre en un gran atasco. Razones no les faltan a los ministros: Kirchner tiene por momentos el humor de un sargento de infantería".

En realidad, a veces se pierden de vista rasgos fundamentales del pasado político de Kirchner que resulta conveniente recordar. Fue gobernador de la provincia de Santa Cruz durante 12 años y es justo reconocer que, antes de ser elegido presidente, pudo presentar su región con las tasas más bajas del país, en lo que se refiere a pobreza y desnutrición infantil.

Feudos y clanes

Pero hay rasgos de su personalidad que resultan preocupantes, ya notorios antes de ocupar la Casa Rosada. Hizo reformar la Constitución de la provincia, de manera que pudiese ser elegido gobernador indefinidamente. Consiguió que su esposa, Cristina, fuese elegida senadora, y colocó a su hermana, Alicia, como ministra encargada de asuntos sociales. Todo un clan familiar para regir la provincia de Santa Cruz, región de inmensos recursos naturales y que sólo cuenta con unos 200.000 habitantes.

En Santa Cruz, más del 40 por ciento de los trabajadores eran empleados públicos, por lo cual el ex gobernador Kirchner fue catalogado como un verdadero señor feudal.

Cuando hace un año fue elegido como jefe de Estado, la diputada y ex candidata presidencial, Elisa Carrió, lanzó una advertencia: "Hay un gran riesgo en Kirchner, que es comportarse como lo hace en Santa Cruz. En una provincia con 200.000 habitantes, el gobernador tiende a ser el que monopoliza la opinión, la decisión. Si adopta esa actitud, va a tener grandes problemas, porque la Argentina no es un feudo".

Es cierto que, hasta el momento, el populismo de Kirchner le ha dado buenos resultados. Una encuesta reciente le otorga un 73 por ciento de imagen positiva y, aunque esa valoración bajó once puntos con respecto al comienzo de su gestión, apenas el 7 por ciento de los argentinos tiene un criterio negativo de su presidente.