Una foto distribuida por la Agencia Francesa de Noticias (AFP) refleja con más claridad que miles de palabras lo que representó para el gobierno cubano la Cumbre de Guadalajara: aparece el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, cabizbajo y con rostro sombrío. A su lado, el presidente Hugo Chávez, con la mano colocada en el hombro del "hijo predilecto" de Fidel Castro. El venezolano también tiene el

Chávez, Pérez Roque: ¿Una imagen para la historia?

ceño fruncido y cara de pocos amigos. La instantánea fue tomada a la salida de la reunión; parecía como si Chávez transmitiese un pésame a la puerta de un cementerio.

Es que en realidad, el gobierno cubano salió de la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALCUE) más aislado que nunca. Hasta Chávez mantuvo un perfil bajo y se distanció de las posiciones de La Habana, al considerar que en esta Cumbre de Guadalajara "ya hay un contexto nuevo" por la irrupción de gobiernos con una corriente que se aleja del neoliberalismo radical.

Un detalle interesante si se tiene en cuenta el mensaje dirigido a la Cumbre por su mentor, Fidel Castro, quien ya había considerado que era "una conferencia carente de contenido alguno".

Otro asunto que no debe haber caído muy bien en el Palacio de la Revolución de La Habana es la propuesta presentada por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para que España sea sede permanente de la secretaría general de las cumbres. El interés del brasileño por institucionalizar estas reuniones contrasta con el desprecio del gobernante cubano.

Si Castro no fue a Guadalajara fue porque sabía que la batalla estaba perdida. La correlación de fuerzas era y es totalmente desfavorable. La Unión Europea, ahora con 25 miembros, no se deja impresionar por los desplantes y exigencias del presidente vitalicio de Cuba.

O todo o nada

Fue por eso que encargó a su "brillante y joven canciller" la tarea de entorpecer y torpedear la reunión. Es justo reconocer que Pérez Roque cumplió con eficiencia la tarea. Fuentes diplomáticas de la Unión Europea se encargaron de catalogar desde Guadalajara como "provocadora" y "poco constructiva" la actitud de la delegación cubana.

Según informó una agencia internacional de noticias, "el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, está dando un ejemplo clarísimo de egoísmo ridículo y propaganda lamentable, al empeñarse en incluir en la declaración cambios de estilo y de fondo que van mucho más allá de lo que la mayoría de las delegaciones consideran aceptables".

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea estaban dispuestos a incluir en la declaración final un párrafo en el que se reflejase su posición en contra de la Ley Helms-Burton, e incluso del embargo, haciendo mención, en ese caso, de la resolución de Naciones Unidas que condena esa medida del gobierno norteamericano.

Pero, Pérez Roque consideró todo esto insuficiente y bloqueó el acuerdo de la declaración final en la reunión de los ministros de Exteriores, para que el asunto fuese sometido a los jefes de Estado y de Gobierno de las dos regiones. Algunas delegaciones asistentes a la Cumbre no sólo expresaron claramente su malestar, sino que hasta se llegó a plantear si resultaba "pertinente" mantener a Cuba en un foro de 58 países, donde las decisiones se adoptan por consenso, imposible de lograr debido a la tozudez del "brillante" canciller de La Habana.