El presidente Carlos Mesa se congratuló el lunes por el apoyo recibido en el referendo sobre el destino de las reservas de gas, realizado el domingo. Aunque hubo un alto abstencionismo, los bolivianos dieron un espaldarazo a la propuesta gubernamental de exportar y nacionalizar el producto, informó la AP.

"Quiero expresarle al pueblo de Bolivia mi más profundo y emocionado agradecimiento. El mandato del pueblo es un Estado fuerte que recupera sus hidrocarburos y que cobra más impuestos y regalías", dijo Mesa el lunes de madrugada poco después de conocerse los resultados parciales de la consulta.

Según proyecciones de distintas cadenas de televisión, el "sí" a la exportación superó el 61% de los votos, en tanto que la recuperación de los derechos de comercialización de los hidrocarburos en boca de pozo obtuvo el apoyo del 90% de la población.

Mesa dijo que con el resultado quedó claro que la población "quiere un Estado más fuerte", al referirse a la "nacionalización" de la comercialización de los hidrocarburos en detrimento de las transnacionales.

Sobre un total de 4,4 millones de inscritos para votar, la abstención trepó por encima del 40%, los votos nulos fueron el 15% y los blancos el 10%, revelaron cálculos de las televisoras ATB y Unitel.

Si sólo se consideran los votos válidos, los bolivianos también aprobaron un fuerte incremento a la explotación, de manera que al 18% de regalías para los pozos descubiertos desde la promulgación de la ley que regula aún al sector y la privatización parcial de la empresa estatal del petróleo, en 1997, se deberá sumar un 32% en impuestos. Así, la carga en boca de pozo ascenderá al 50%.

Desde 1997, unas 20 empresas, entre las que se cuentan la brasileña Petrobras, la española Repsol YPF, la franco-belga Totalelfina y las británicas British Gas y British Petroleum hicieron inversiones en Bolivia por 3.500 millones de dólares.

Con ellas se logró multiplicar por 10 las reservas de gas nacionales, hasta llegar a los 55 trillones de pies cúbicos, lo que significa que Bolivia cuenta con la segunda reserva de Sudamérica, por debajo de Venezuela.

Las proyecciones también daban una ligera, pero consistente, ventaja al "sí" en la cuarta de las cinco preguntas planteadas en la boleta del referendo, que consultaba sobre la posibilidad de utilizar al gas nacional como un instrumento de negociación para obtener de Chile una salida soberana al Pacífico. Un 55% de los bolivianos habría aprobado esa opción.

"Hoy, Bolivia le ha dicho al mundo que el país es otro. Hoy, Bolivia ha hecho como tantas otras veces en estos 22 años de democracia, una demostración de responsabilidad, de compromiso, de fe en las instituciones y, sobre todo, mostrado un profundo espíritu de paz", dijo Mesa.

El analista Gonzalo Chávez indicó que Mesa "ha recibido un fuerte apoyo para permanecer en el gobierno hasta 2007", después de asumir en octubre tras una revuelta que provocó la renuncia del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Para el ex ministro de justicia, mentor del mecanismo del referendo en Bolivia y actual miembro de la Corte Penal Internacional, René Blatmann, Mesa quiso hacer de la consulta "un plebiscito", para recibir apoyo a su gestión, acosada por dirigentes sindicales radicales.

Los sindicalistas habían amenazado con boicotear el referendo, pero fracasaron en ese intento, pues el proceso se desarrollo con tranquilidad en todo el país. Sólo en la ciudad campesina de El Alto, vecina a La Paz, se registró un incidente menor.

El Alto fue el epicentro de la revuelta de octubre, que tuvo como motivo la oposición a la exportación de gas y terminó con la muerte de 56 personas.

Mesa señaló que ahora el debate se centrará en el Congreso, donde el diputado cocalero Evo Morales ya ha señalado que dará una dura batalla para que el término nacionalización de los hidrocarburos en boca de pozo no sólo se entienda como la recuperación de los derechos de comercialización, sino como la apertura a un proceso de confiscación.

En respuesta, Carlos Alberto López, vocero de las petroleras, dijo que "si se opta por la revisión y cambio de los contratos, las empresas no tendrán otro camino que acudir a las instancias legales".

Por su parte el dirigente campesino, Felipe Quispe, que había convocado a un boicot y a la quema de ánforas, lo que no ocurrió, dijo el lunes que ha "perdido la batalla pero no la guerra".