Unas 300.000 personas mueren anualmente en el planeta a causa de las armas ligeras, según publica la edición en español de la revista Foreing Policy, en su edición junio-julio de 2004. La cifra casi triplica el número de muertes (105.000) que causaron las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, al final la Segunda Guerra Mundial.

"Centrados en la búsqueda de armas nucleares, químicas y biológicas, los gobiernos más poderosos del mundo ignoran las verdaderas armas de destrucción masiva: las armas pequeñas, que cada segundo matan a una persona", afirma Amnistía Internacional (AI), que lleva a cabo la campaña "Armas Bajo Control".

Este viernes, se celebra el Día Internacional de la Destrucción de Armas. La organización, que asegura que hay dos balas en el mundo para cada persona, ha llamado a los gobiernos a detener la proliferación de las armas ligeras y ha apoyar la creación de un Tratado Internacional sobre su comercio.

Según AI, "hay en el mundo unos 638 millones de armas ligeras. Y cada año se fabrican 8 millones más".

William Hartung, investigador del Instituto Político Mundial de Estados Unidos, y Rachel Stohl, analista en el Centro de Investigación de Defensa de Estados Unidos, autores del artículo AK-47: Barato y letal, publicado por Foreing Policy, afirman que esa es el arma ligera más comercializada.

"Diseñado en la Unión Soviética por el venerado Mijaíl Kaláshnikov, el AK se produce ya en todo el mundo (…) Durante la guerra fría, su producción se extendió a los países del Pacto de Varsovia y ahora se ha ampliado mucho más allá de la Europa del Este. La mayoría de los fabricantes ofrecen versiones piratas y Rusia ya no fabrica el modelo original, que ha sido sustituido por versiones más avanzadas".

El comercio del AK-47 "se rige por las reglas del mercado". En zonas de conflicto "que fueron inundadas de AK durante la guerra fría (…) se puede adquirir uno por pocos euros o a cambio de ganado, comida u otros objetos de valor".

En Afganistán, por ejemplo, un fusil de este tipo puede comprarse por sólo 8 euros. El precio sube en los sitios donde las armas son menos accesibles o las leyes más estrictas. En Colombia el coste medio de un AK usado es de 670 euros, y en la India, de 3.185, según el Informe sobre armas ligeras 2002, de Oxford University Press, que citan Hartung y Stohl.

"Dado que la mayoría de los AK del mercado son de segunda mano, procedentes de los modelos de la guerra fría, los beneficios van a parar a los intermediarios", dicen los investigadores.

Hartung y Stohl afirman que la familia de armas Kaláshnikov es la favorita "tanto de las fuerzas gubernamentales como de los grupos rebeldes". Supera a otros modelos, también populares, como el Uzi israelí o el M-16 estadounidense. "Entre sus principales ventajas están la facilidad con que se puede conseguir y su fiabilidad. Es un arma sencilla de manejar, mantener y disparar", explican.

Incluso las autoridades de ocupación estadounidenses en Irak adquirieron AK-47 para el nuevo ejército iraquí, y algunos soldados de Estados Unidos enviados al país árabe la adoptaron "como arma personal por su buen funcionamiento en climas polvorientos".

Los intentos por eliminar el mercado de armas a penas han tenido éxito. "La incapacidad de los gobiernos para tomar en serio los daños provocados por las armas cortas y ligeras supone un tremendo fracaso", dicen Hartung y Stohl. "Desde Haití hasta Irak, estas armas prolongan los conflictos y dificultan el desarrollo y el crecimiento económico".