La crisis en las relaciones entre Venezuela y Colombia, desatada tras la captura de un miembro de las FARC, se ha agudizado por las posiciones radicales y acusaciones mutuas de los dos gobiernos, y mantiene distante la posibilidad de una pronta solución.

Un intercambio de mensajes durante el fin de semana dejó en evidencia las enormes diferencias por el caso del llamado canciller de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Granda, a quien las autoridades colombianas dicen haber capturado el 13 de diciembre en Cúcuta, mientras las venezolanas afirman que fue secuestrado en Caracas.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, insistió en que Colombia debe aceptar que cometió un error y excusarse por el secuestro, un acto que, según el mandatario, violó la soberanía de Venezuela.

Pero el gobierno del presidente Álvaro Uribe publicó un comunicado en el que se abstuvo de ofrecer excusas y acusó a Venezuela de proteger y albergar en su territorio a miembros de la guerrilla izquierdista.

"Colombia entregará pruebas al gobierno de Venezuela sobre la protección que funcionarios de ese país le otorgaban al señor Granda. El albergue de terroristas viola la soberanía de Colombia, país ofendido, por cuanto aumenta el riesgo de terror contra su ciudadanía", dijo un comunicado de la presidencia citado por Reuters.

El gobierno de Uribe fue más allá y anunció que entregará a Venezuela información sobre la presencia de "terroristas" colombianos en su territorio.

"Se incluirá el nombre de siete cabecillas del terrorismo y la localización de varios campamentos", precisó el comunicado.

Venezuela desafió el lunes a Colombia para que pruebe que sus funcionarios protegen a miembros de las FARC.

"No hay nada real que evidencie ningún tipo de protección, ni de apoyo, ni resguardo, hacia irregulares colombianos de parte del gobierno de Venezuela", dijo el ministro de Información venezolano, Andrés Izarra, en una conferencia de prensa.

Las FARC, el grupo armado ilegal más antiguo del hemisferio, con 17.000 combatientes, es considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea. Chávez se ha negado a darle el mismo calificativo.

El fin de semana Chávez acusó a Estados Unidos de provocar la crisis entre Venezuela y Colombia por el "secuestro" de Granda.

"Venezuela debe ser reivindicada", insistió Chávez, quien también ha sido acusado por sus adversarios de proteger en el territorio a guerrilleros colombianos.

Las autoridades venezolanas detuvieron la semana pasada a cinco militares de la Guardia Nacional a los que acusaron de haber aceptado sobornos de Bogotá para secuestrar en Caracas a Granda y llevarlo a Colombia.

La presidencia de Colombia pidió a Venezuela presentar las pruebas que demuestren esa acusación. No obstante, Bogotá admitió que pagó una recompensa por la información que llevó a la captura de Granda, reiteró que no violó la soberanía venezolana y que la captura del guerrillero se produjo en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta.

Colombia también denunció que Granda participó en un evento político organizado por autoridades venezolanas.

Uribe propuso el fin de semana un encuentro cara con cara con Chávez en una cumbre multilateral para solucionar la más grave crisis diplomática bilateral desde 1987, pero el gobernante venezolano rechazó la propuesta.

La semana pasada Venezuela llamó a consultas a su embajador en Bogotá, Carlos Santiago, y congeló negociaciones para construir un gasoducto y proyectos para ampliar la capacidad de refinación y petroquímica en Colombia. Los gremios económicos han pedido una rápida solución para no perjudicar un comercio que el año pasado superó los 2.500 millones de dólares.