El testamento del Papa Juan Pablo II indica que pensó en la posibilidad de renunciar en el año 2000, tras cumplir 80 años y guiar a la Iglesia Católica al nuevo milenio.

Escrito durante más de dos décadas, el testamento reveló que en los primeros años de su pontificado el Papa también consideró la posibilidad de un funeral en Polonia, informó Reuters.

La última voluntad del Pontífice, divulgada el jueves, pide que todas sus notas personales sean quemadas.

El testamento, de 15 páginas, fue leído a los cardenales reunidos en Roma. Está escrito en polaco, comenzó a ser redactado en marzo de 1979 y fue retocado varias veces hasta 2000.

Por los funerales del Papa se lleva a cabo en Roma un operativo de seguridad sin precedentes para recibir a los líderes políticos y religiosos que ya han comenzado a llegar a la ciudad, informó la BBC.

Se han impuesto controles estrictos en el espacio aéreo sobre la capital italiana y varios aeropuertos permanecen cerrados.

Más de 10.000 policías y agentes de seguridad italianos están de guardia en todo el país.

Este jueves por noche se dan por terminadas las visitas públicas al cuerpo del Papa y comienzan los preparativos para el funeral.

Las autoridades locales pidieron a los peregrinos que se alejen del centro de la ciudad por la falta de espacio.

El Papa será enterrado en la Basílica de San Pedro el viernes. Cerca de 200 delegaciones internacionales estarán presentes en las exequias fúnebres que se celebrarán al aire libre.

Hasta Roma han llegado también unos cuatro millones de peregrinos en lo que se considera mayor concentración de poderosos y gente corriente de la historia moderna.

Entre los reyes, reinas y personalidades que asistirán al funeral, el presidente estadounidense, George W. Bush, fue uno de los primeros en llegar, el miércoles por la noche, cuando visitó el cuerpo del Papa junto con sus dos inmediatos predecesores, su padre, George Bush, y Bill Clinton.

Los 117 cardenales menores de 80 años comenzarán el cónclave el 18 de abril para elegir al hombre que heredará el trono de San Pedro.

No hay un favorito para suceder a Juan Pablo II, cuya elección, el 1 de octubre de 1978, fue considerada una sorpresa.