En medio de una intensa campaña internacional aparentemente dirigida a evitar una resolución de condena en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el gobierno cubano organizó el miércoles, por primera vez en más de diez años, un recorrido guiado para la prensa extranjera por dos centros penitenciarios ubicados en La Habana.

Prisión de Mujeres de Occidente (Manto Negro).

Las visitas se realizaron en el hospital del Combinado del Este, una de las mayores cárceles de la Isla, y en la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como Manto Negro, en las afueras de la capital, informó la AFP. Los reporteros pudieron filmar y fotografiar las instalaciones visitadas, y dialogar con algunos presos, entre los que no había opositores.

Un grupo de médicos militares acompañó a los periodistas durante el recorrido. En el Combinado del Este los edificios lucían recién pintados, el hospital contaba con instrumental de alta tecnología y los reclusos internados vestían uniformes nuevos, según constataron periodistas de la AFP.

Se informó que tres disidentes que cumplen condena en ese presidio y que hasta el martes estaban internados en ese lugar ya no requerían tratamiento y habían sido trasladados.

Sin embargo, el presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez Santacruz, dijo a la AFP que los opositores fueron "retirados de allí de manera inesperada el día anterior para evitar cualquier contacto con la prensa", de acuerdo a datos de sus familias.

"Es obvia la intencionalidad de esta visita guiada. Esto ha sido una simple operación de propaganda y para darles una especie de paseo turístico por la prisión a los periodistas", denunció el activista opositor.

En el penal para mujeres, también recién pintado, se pudo observar una escena en la que decenas de reclusas compartían un almuerzo con sus hijos y esposos, en un patio al aire libre dentro de un gran predio con jardines y juegos infantiles.

La prensa vio en los sectores hospitalarios de las penitenciarías salas de cirugía de última generación y centros de atención materno-infantil, donde —explicaron los funcionarios del presidio— las reclusas comparten con sus hijos recién nacidos hasta que cumplan un año de vida.

La visita guiada a las penitenciarías se produjo una semana después que el canciller Felipe Pérez Roque convocara a una conferencia de prensa para intentar refutar denuncias de familiares de disidentes encarcelados sobre las "condiciones inhumanas de reclusión" de sus allegados.

"Cuba cumple con los requisitos mínimos que exige Naciones Unidas en el tratamiento de los detenidos", dijo el canciller, quien aseguró que ningún prisionero es sometido a tortura física o malos tratos en las cárceles.

Por su parte, Sánchez Santacruz opinó que este recorrido guiado por las prisiones fue decidido por el gobierno cubano para tratar de atenuar las críticas internacionales sobre las condiciones de reclusión en la Isla, ante la proximidad del debate sobre Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que debe realizarse a fines de abril.

El activista disidente estimó que el total de la población carcelaria en Cuba oscila entre 80.000 y 100.000 prisioneros y que, según denuncias de familiares y de los propios detenidos, viven en condiciones de hacinamiento y mal alimentados.

La última vez que la Cruz Roja Internacional tuvo acceso a las cárceles de la Isla fue en 1988. Desde entonces La Habana no ha permitido nuevas visitas. Tampoco ha autorizado la entrada al país de una enviada del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la jueza francesa Christine Chanet, cuyo informe a la Comisión critica las condiciones "alarmantes" de los disidentes encarcelados en prisiones alejadas de sus familias y hacinados en celdas con presos comunes.