Los gobiernos de España y Cuba aprovecharon la III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, de Guadalajara, para tener su primera reunión de alto nivel desde la llegada al poder de los socialistas españoles, informó AFP.
El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, y su homólogo cubano, Felipe Pérez Roque, se reunieron durante una hora el viernes por la tarde. Fuentes oficiales españolas calificaron el diálogo de "cordial, franco, abierto, profundo, sincero y sin tensiones".
Ambas partes expresaron su deseo de "seguir hablando para intentar solucionar los problemas" existentes en la actualidad entre Cuba, España y la Unión Europea (UE), indicó un portavoz del gobierno que encabeza el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Las relaciones institucionales entre ambos países se deterioraron en los últimos años del mandato conservador de José María Aznar, y en especial en 2003, luego de que la UE adoptara sanciones diplomáticas contra La Habana, para protestar por el encarcelamiento de 75 disidentes cubanos. El gobierno de Fidel Castro acusó al entonces presidente español de ser uno de los principales instigadores de la reacción europea.
Durante la reunión en Guadalajara, al margen de la Cumbre, los jefes de la diplomacia española y cubana manifestaron "sus puntos de vista sobre las causas que generaron esta situación y sobre las soluciones que podrían remediarla", explicó la fuente, indicando que para España la reunión se desarrolló en un clima "cordial, franco, abierto, profundo, sincero y sin tensiones".
Moratinos agradeció a su homólogo cubano "su voluntad constructiva y de diálogo", precisó el portavoz. Añadió que ambas partes coincidieron en "proseguir esta conversación", sin brindar otros detalles sobre cuándo y dónde.
La Unión Europea mantiene desde 1996 una "posición común" frente a La Habana, a la que reclama insistentemente una transición hacia la democracia y respeto a los derechos humanos.
Tras la victoria de Rodríguez Zapatero en las elecciones generales del 14 de marzo pasado, Castro envió un mensaje de "reconocimiento", que fue visto como un intento de acercamiento a las nuevas autoridades españolas.
Días después de su investidura, el nuevo presidente del gobierno español opinó que el gobierno cubano "tiene que abrirse a la democracia".
Desde Moratinos hasta la vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, reiteraron en las semanas posteriores que el Ejecutivo socialista tendrá una "actitud serena" hacia Cuba, vigilará los derechos humanos y "favorecerá mediante el diálogo el desarrollo democrático de la Isla". |