AFP/ La Habana. La muerte del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, fue recibida este jueves en Cuba con congoja y resignación, ya que representa un duro golpe para Fidel Castro, quien pierde a un amigo personal y aliado político en Medio Oriente.
"En estos tristes instantes vienen a mi mente imborrables recuerdos de los muchos encuentros sostenidos a lo largo de más de tres décadas con el compañero Arafat, entrañable amigo", escribió Castro en un mensaje de condolencias remitido a las autoridades palestinas.
Sostuvo que su muerte, "además de constituir una sensible pérdida para la batalla que libran los pueblos árabes (…), también significa un duro golpe para el movimiento progresista mundial, que encontró en el presidente Arafat un ejemplo de combatiente incansable".
Castro, de 78 años de edad, recibió la noticia de la muerte de su amigo en momentos en que se encuentra postrado en una silla de ruedas, recuperándose de una intervención quirúrgica por la fractura de una rodilla.
El gobierno cubano decretó tres días de duelo oficial y dispuso que la bandera nacional ondee a media asta en todo el país por el fallecimiento de Arafat.
Durante más de tres décadas, Arafat y Castro cultivaron una estrecha relación. Poco se conoce públicamente sobre la intimidad de esos vínculos personales, pero ambos dirigentes no escatimaban elogios el uno para el otro en sus discursos y se estrechaban en un abrazo en cada uno de sus encuentros.
Desde muy temprano, en 1974, el régimen encabezado por Castro proclamó su apoyo irrestricto a las reivindicaciones del pueblo palestino sobre los territorios ocupados por Israel.
Un año antes, Arafat y Castro, se conocieron personalmente al coincidir en Argelia en una reunión cumbre de los Países No Alineados, tras la cual La Habana rompió relaciones con el gobierno israelí.
El gobernante cubano, entonces empeñado en exportar su modelo "revolucionario" hacia otras latitudes, encontró en Arafat un excelente interlocutor.
En 1974, Arafat hizo su primera visita a la Isla, donde fue recibido con todos los honores de un Jefe de Estado y condecorado con la orden Playa Girón, concedida por sus "valerosas acciones" en defensa de los intereses de su pueblo.
El dirigente palestino repitió sus viajes a Cuba en 1975, 1978, 1979 y 2001. La Isla fue el país de América Latina más visitado por el extinto líder.
La OLP inauguró en 1982 en La Habana su primera sede diplomática en la región, que a partir de 1989 se transformó en Embajada del Estado Palestino. |