El Congreso español rechazó este martes una iniciativa del Partido Popular (PP) que pedía a la Cámara apoyo a la reunión nacional que organiza en Cuba la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC), e instaba al gobierno a "facilitar" el viaje a la Isla de una representación española de parlamentarios y periodistas, informó EFE.

Las fuerzas políticas españolas consideraron que la iniciativa podía suponer una injerencia en los asuntos de un Estado soberano y empeorar las relaciones con La Habana.

El grupo Convergencia i Unió (CiU) logró que el PP aceptara modificar el texto original por una redacción que, precisamente, trataba de evitar que pudiera interpretarse como una intromisión. Aún así, la iniciativa no logró el respaldo de la mayoría socialista y de los demás grupos del Congreso.

La propuesta original mencionaba el trabajo de la opositora Martha Beatriz Roque, líder de la APSC, y su intención de celebrar una reunión nacional el próximo 20 de mayo.

"España tiene la obligación moral de ayudar a que triunfe la libertad en Cuba, poniéndose del lado de los que defienden las reformas democrática frente al régimen dictatorial, del lado de los que propugnan la liquidación de la tiranía por vías pacíficas y legales", señalaba la exposición de motivos de la propuesta.

La iniciativa pedía al gobierno español que parlamentarios y periodistas viajaran a la Isla con motivo de la reunión de la APSC, integrada por más de 350 organizaciones opositoras.

Tras los cambios propuestos por CiU, el texto quedó de la siguiente forma: El Congreso "saluda con esperanza" el foro e insta al gobierno español a "tomar nota" de su celebración y a "impulsar cuantas gestiones diplomáticas sean necesarias para expresar la voluntad de observar una evolución de Cuba hacia formas de gobierno democráticas".

El diputado del PP Jorge Moragas, quien presentó la iniciativa, advirtió de que la cita del 20 de mayo puede ser reprimida por el régimen cubano y apuntó que las organizaciones de disidentes "necesitan del aliento internacional" para neutralizar esa posible represión.

Sin embargo, el portavoz del grupo socialista, Rafael Estrella, consideró que votar sí o no a la propuesta no representaba "un ápice más" en el compromiso por la libertad en Cuba, y defendió la política de diálogo y acercamiento como mejor instrumento para lograr avances.

El grupo socialista presentó una enmienda de sustitución en este sentido que no fue aceptada por el PP.

El Bloque Nacionalista Galego (BNG) presentó otra enmienda que apostaba por mejorar las relaciones con Cuba "sin dejarse arrastrar por políticas de injerencia y provocación", pero tampoco fue aprobada.

El diputado que la defendió, Francisco Rodríguez, consideró que apoyar el texto del PP (principal fuerza política de la oposición española) sería "votar una provocación" y que la iniciativa presentada por Moragas era, además, contraproducente para respaldar a los disidentes cubanos.

En nombre de Coalición Canaria (CC), Luis Mardones se mostró partidario de la "sensatez" en las relaciones con Cuba. "Lo demás es una injerencia", dijo y abogó por "resolver los problemas sin crispar".

El coordinador general de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, opinó que el texto a debate iba "contra el sentido común y contra lo que deben ser las relaciones políticas internacionales y la diplomacia parlamentaria".

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) también votó en contra de la iniciativa del PP. Su portavoz, Josu Erkoreka, dijo que, aunque la reunión de disidentes merezca apoyo, no es pertinente tomar desde el Parlamento español medidas que pueden suponer un "enfrentamiento abierto" con La Habana.

Jordi Xuclá, de CiU, sostuvo que la enmienda propuesta por su grupo se situaba "en el límite" de lo que un Parlamento puede manifestar sin llegar a una intromisión o injerencia en asuntos de otro país, y lamentó que el tema cubano se haya convertido en un "arma arrojadiza" y de confrontación interna más que de consenso entre los partidos españoles.