Líderes de centro-izquierda de Europa, América Latina y África cerraron el lunes una cumbre en Londres con promesas de abrir los mercados para los países más pobres y de proteger a los ciudadanos de la brutalidad de sus propios gobernantes.

El primer ministro británico Tony Blair, anfitrión de la cumbre, a la que asistieron 14 dirigentes de gobiernos de centro-izquierda, dijo que la llamada Tercera Vía buscará combinar los beneficios económicos del capitalismo con los logros de justicia social del socialismo.

"Nuestro trabajo es tratar de hallar una forma de combinar la eficiencia económica (...) y al mismo tiempo justicia social", afirmó Blair en una conferencia de prensa al final de la cita.

Agregó que los participantes en el encuentro habían expresado su "deseo de proteger a los pueblos que son sujetos de represión brutal de parte de su régimen o gobierno".

"Hemos acordado emprender el trabajo realizado por los canadienses", quienes en el 2000 presentaron un informe sobre mecanismos para hacer más eficiente la intervención de los gobiernos en crisis humanitarias.

Blair, a quien su decidido apoyo a la guerra encabezada por Estados Unidos en Irak lo sumergió en una controversia amarga dentro y fuera de su país, pudo sentir algo de alivio.

En cambio, se cree que otros líderes que se opusieron a la guerra en Irak eran reacios a aprobar la declaración, que podría ser vista como una justificación para la guerra, informó Reuters.

"No estoy diciendo que esto se aplica a cada situación particular, pero creo que todos nosotros, como políticos progresistas, no pasamos de largo si la gente está siendo reprimida brutalmente", dijo Blair.

La declaración final de la cumbre señala que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el "único cuerpo que puede autorizar una acción internacional para enfrentar crisis humanitarias".

Los líderes de centro-izquierda también pidieron a los gobiernos reconocer la autoridad del Tribunal Internacional en lo criminal. Varias naciones se han negado a reconocerla, entre ellas Estados Unidos, que teme que ello dejaría a sus soldados vulnerables a demandas posibles motivaciones políticas.

Los dirigentes de la Tercera Vía estuvieron de acuerdo en que la próxima cumbre de la Organización Mundial de Comercio, en el balneario mexicano de Cancún, "permita al mundo en desarrollo tener acceso adecuado a los mercados del mundo desarrollado".

Asimismo, exhortaron a una nueva relación entre el mundo desarrollado y los países en desarrollo, no como de "donante y recipientes, sino una sociedad verdadera".

En el marco de la cita mundial, los presidentes de Argentina, Nestor Kirchner, Brasil, Luiz Inacio Lula Da Sliva, y Chile, Ricardo Lagos, tuvieron una reunión en la que acordaron fortalecer una estrategia común para negociar con la Unión Europea y Estados Unidos.

Los gobernantes decidieron "forjar una postura común frente a las conversaciones de la Organización Mundial de Comercio, en relación con la negativa de los subsidios agrarios, sobre legislaciones anti-dumping y derechos de la propiedad intelectual", según declaraciones del presidente brasileño citadas por CNN.

Entre los asistentes a la cumbre de centro-izquierda estuvieron también el canciller alemán Gerhard Schroeder, el presidente sudafricano Thabo Mbeki y el ex presidente estadounidense Bill Clinton. Además, el primer ministro checo Vladimir Spidla, su colega polaco Leszek Miller y los primeros ministros de Canadá y Nueva Zelanda, Jean Chretien y Helen Clark, entre otros.

La Tercera Vía, proclamada en la década de los noventa por Blair y el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, buscaba ofrecer una alternativa a la extrema izquierda y la extrema derecha y demostrar que la prosperidad económica y la justicia social podían ir de la mano.

La cumbre fue llamada para dar a esa opción, cuyos críticos ven como imprecisa y mal definida, un ajuste para asegurar que la centroizquierda no pierda los gobiernos que controla actualmente.