www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 3/3
 
Las constituciones de la Cuba republicana
Una conversación con la doctora en derecho Beatriz Bernal a raíz de la publicación de su último libro.
por MERCEDES HERNáNDEZ-AMARO, Miami
 

"El Proyecto Varela lo incluyo porque es el motivador de la Ley de Reforma Constitucional de 2002. En el mismo y resumiendo, se solicitaba un plebiscito donde los cubanos pudieran votar libremente sobre: la garantía jurídica de los derechos fundamentales de expresión y asociación; la posibilidad de crear empresas privadas, tanto individuales como colectivas, y como lo han permitido a los extranjeros; una amnistía general para todos los presos políticos o de conciencia, y por último, una nueva ley electoral que permitiera elecciones libres en el plazo de sesenta días luego de la celebración del plebiscito".

El Proyecto está auspiciado por un grupo de organizaciones opositoras dentro de Cuba (Todos Unidos) y con el disidente Oswaldo Payá Sardiñas al frente. Presentado a la Asamblea Nacional e ignorado por ésta por meses (mayo de 2002 hasta noviembre del mismo año), el Proyecto fue finalmente rechazado por "inconstitucional" por la referida Asamblea y después de ser analizado por la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos.

"La base para el rechazo fue la Ley de Reforma Constitucional de 2002, ley que es una aberración jurídica y que fue establecida después de una convocatoria a un plebiscito nacional que debía aprobar su dictamen. La misma pretende que el texto constitucional sea irrevocable, sin considerar que las sociedades cambian, son dinámicas, se quiera o no, y el marco jurídico tiene que cambiar también para adaptarse a ellas. Esto recuerda a los tiranos y emperadores romanos que durante el Bajo Imperio, al promulgar sus leyes, prohibían sus comentarios y modificaciones, aunque un segundo después estaban los juristas de su época comentándolas y modificándolas".

Aunque fue escéptica respecto a la acogida que el Proyecto Varela tendría por parte de las autoridades en Cuba, Beatriz Bernal lo apoyó en su momento.

"Consideré que constituía un 'primer paso', como decían sus impulsores, para iniciar una transición democrática en Cuba. La Constitución comunista de 1992 no sirve para un sistema democrático de corte occidental, pero existen partes de la misma que pudieran dar lugar a la transición política y económica tan esperada por los cubanos".

Para Bernal, fue lo anterior el acierto del Proyecto Varela.

"Sus promotores rebuscaron entre sus artículos hasta encontrar un resquicio en donde apoyarse y solicitar un referéndum".

Refiriéndose a los que apoyan a la Constitución del 40 como base para cualquier cambio futuro, señala: "En mi opinión el concepto de regresar a la Constitución del 40 y actualizarla es un retorno al pasado. La historia es evolución, no regresión. Tampoco podemos olvidar a los que han nacido, crecido y que aún viven en Cuba, donde el partir de la Constitución vigente le sería más fácil en su proceso evolutivo".

Luego de dedicar el libro a la memoria de Eduardo Le Riverend, Ernesto Dihigo, Alberto Blanco y José Miró Cardona, "cuatro inolvidables maestros y juristas", la doctora Bernal termina el libro con los textos de la Constitución de Guáimaro (1869), Baraguá (1978), Jimaguayú (1895), La Yaya (1897), la de 1901, de 1940 y de 1976-1992; y finalmente, el Proyecto Varela y la Ley de Reforma constitucional (2002).

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