www.cubaencuentro.com Miércoles, 28 de mayo de 2003

 
  Parte 1/2
 
Al otro lado del Río y entre demócratas
¿En vísperas de otro deshielo? Fidel Castro acude a la toma de posesión del nuevo presidente argentino.
por ALCIBíADES HIDALGO, Washington
 

Las callecitas de Buenos Aires tienen un no sé qué… nos dijo Astor Piazzolla, haciéndose el loco, en una de sus más memorables baladas. Por ellas se paseó por primera vez en una tarde de mayo del lejano 1959 —de regreso de su también primer viaje a Washington— el entonces joven premier cubano Fidel Castro. Cuentan que firmó autógrafos
Castro y Duhalde
El pasado no perdona: Fidel Castro y el presidente saliente de Argentina, Eduardo Duhalde, se estrechan las manos.
en billetes de 10.000 pesos argentinos que le extendían admirados transeúntes, almorzó con tres copas de vino junto al Río de la Plata y contempló la Casa Rosada desde la Plaza de Mayo.

En la Casa Rosada precisamente lo recibió ahora el presidente Néstor Kirchner, a cuya toma de posesión asistió el gobernante cubano junto a la casi totalidad de jefes de Estado del continente. Difícil decisión debe haber sido esta de irse a los festejos del país austral, dejando el puesto de mando de la Isla en otras manos, en vísperas de una invasión norteamericana tan previsible que motivó ya numerosas condenas de cárcel y fusilamientos profilácticos.

El resultado de las elecciones argentinas seguramente endulzó las horas del anciano mandatario, que parece haber errado el cálculo de los costes internacionales de su último decreto de crisis. No sólo por la derrota de su archienemigo público Carlos Menem —aunque en un plano más privado se intercambien espléndidos habanos y vinos—, sino porque Argentina representa en el discurso doctrinal de La Habana el caso más patente de fracaso del neoliberalismo.

En el filme La Patagonia rebelde el joven Néstor Kirchner, estudiante de Derecho en la Universidad de la Plata y miembro de la Tendencia Revolucionaria, el ala más radical de las juventudes peronistas, aparece ondeando una bandera roja en una recreación de las manifestaciones populares comunes en los primeros años de la década de los 70, antes del derrocamiento de Isabel Perón por los militares. Su canciller, Rafael Bielsa, miembro del grupo Montoneros por la misma época, ha anunciado que en lugar de las desenfrenadas "relaciones carnales" que el menemismo reconoció en sus nexos con Estados Unidos, el Gobierno que ahora toma posesión practicará una "cooperación sin cohabitación", frase muy a la francesa que quizás signifique algo así como juntos, pero no revueltos.

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