El año pasado, una de las consecuencias de la ruptura en 2002 de las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Cuba fue la exclusión del país caribeño de la presidencia del Comité de Representantes de la Asociación Latinoamericana de Integración —ALADI, con sede en Montevideo. Otra e inmediata consecuencia del reciente ascenso de Tabaré Vázquez a la presidencia de la República Oriental ha sido el restablecimiento de las relaciones con Cuba. Casi concomitantemente, Reinaldo Gargano, el canciller uruguayo, ha anunciado que su gobierno estudiará la reciente, y formal, petición cubana de adherirse al MERCOSUR (Mercado Común del Sur) como país asociado.

Miembros plenos de MERCOSUR.

El Mercado del Sur por dentro

MERCOSUR nace en 1986, con la firma del Acta de Integración Brasileño-Argentina, que preconizaba una mayor integración y cooperación económica entre los dos países. En 1991, se unieron Uruguay y Paraguay y, en 1994, el Protocolo de Ouro Preto estableció el carácter jurídico de la asociación. Eventualmente, se unieron Chile y Bolivia como "países asociados", a los que recientemente se han sumado Colombia y Ecuador. Venezuela acaba de presentar su solicitud. Así, el MERCOSUR ha evolucionado de un tratado bilateral entre dos vecinos poderosos a un acuerdo multilateral entre casi todos los países del Pacto Andino (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia). Hasta ahora, Perú no se ha decidido.

Se podría sospechar que MERCOSUR es un ente político, porque la zona de libre comercio de ALADI (conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador México, Paraguay, Perú, Uruguay y, limitadamente, República Dominicana) ya existe como ALALC desde 1960, y como ALADI desde 1980. MERCOSUR es, simplemente, una respuesta a NAFTA (North American Free Trade Agreement). Sus estadísticas se calcan en las de ALADI, menos México, naturalmente. Pero, la realidad es que MERCOSUR ha alcanzado una relevancia política internacional que ALADI nunca tuvo.

Hacia finales de los noventa, ya Cuba se había pronunciado sobre la inconveniencia de unirse a MERCOSUR por falta de empatía geográfica. Claro, eran tiempos de Carlos Menem, Fernando H. Cardoso y Jorge Batlle, nada afines a Castro.

El cambio en la postura cubana probablemente emana de que los tres nuevos mandatarios en la zona (Lula da Silva, Néstor Kirchner y ahora Tabaré Vázquez) tienen buenas relaciones con La Habana. Pero, MERCOSUR aparte, Cuba es miembro de ALADI desde 1999 y sus fundadores tienen buenas relaciones con La Habana. Incluso, puede ocupar su presidencia pro-tempore, lo que no le fue permitido en 2004.

Sin embargo, según la cláusula democrática de MERCOSUR, firmada en Ushuaia (Argentina) en julio de 1998, Cuba no puede ser admitida, porque para ser miembro es necesario ser un país democrático. Sortear eso sin un serio deterioro de la credibilidad internacional de MERCOSUR, es casi imposible.

Y como los propios cubanos decían, resulta peregrino saltar del Río de la Plata al Mar de las Antillas, así esta vez sea para cobijar a Cuba. ¿O es que Panamá o Costa Rica no tienen el mismo derecho?

El futuro inmediato

No es la primera vez que Cuba haya abandonado el proseguimiento de negociaciones, una vez solicitado su ingreso en un foro internacional —los acuerdos de Lomé y Cotonou son dos buenos ejemplos. Ahora bien, la hoy día altamente hipotética entrada en MERCOSUR no da a Cuba más ventajas de las que ya tiene dentro de ALADI, si bien le proporcionaría más relevancia, sobre todo dentro de la platea de la Isla. Aunque se pueda elucubrar sobre una Cuba en MERCOSUR, y este aliado a NAFTA, a la luz actual no pasa de puras quimeras.

Todo sumado, y ya cómodamente dentro de ALADI, la Isla podrá continuar su historial de picadas y sablazos. Porque Cuba está allí para comprar… a crédito.