Normalmente, cuando los presidentes salen de compras a nadie le molesta. Incluso, si un presidente —pongamos por caso de un país como Canadá— va a otra región y concreta alguna compra de armas, la cosa queda en ese tipo de noticias sin efectos de opinión. Pero cuando un mandatario como Hugo Chávez va de shopping a las galerías estatales rusas y regresa con 100.000 fusiles de más y 10 helicópteros de última tecnología, los norteamericanos se preocupan.

Hugo Chávez: ¿A Dios rogando y con el mazo dando?

El ministro de Defensa venezolano, Jorge García Carneiro, suscribió a comienzos de este mes un acuerdo con representantes de la empresa estatal rusa Rosoboronexport. Ya en aquel momento algunos periódicos estadounidenses hicieron notar el hecho. Días después, el gobierno venezolano procedió a adquirir 10 helicópteros por 120 millones de dólares. La compra de los helicópteros y de 100.000 fusiles de asalto, del tipo Kalasnikov AK 103 y 104, generaron preocupación entre algunos voceros del gobierno estadounidense, quienes expresaron que ese armamento podría terminar en manos de grupos irregulares.

Lógicamente, una de las partes beneficiarias de estos trapicheos armamentistas, Rusia, declaró a través del vicecanciller Serguei Ivanovich Kislyak, que la "cooperación con Venezuela en el campo técnico militar responde solamente a las necesidades del país, y por eso no tiene el carácter desestabilizador", y por eso están "dispuestos a esta cooperación". Y para que no quede lugar a dudas de que se está formando una alianza de intereses: "Apreciamos a nuestros amigos venezolanos como nuestros socios muy importantes en el continente y vamos a desarrollar estas relaciones".

Ya desde el pasado 9 de marzo el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Roger Noriega, desde Washington, aseguró que el presidente venezolano podría exportar su "modelo fracasado'' a otros países si Estados Unidos y la región ignoran su ''afinidad cuestionable" por la democracia. La respuesta de Chávez no se hizo esperar: ''El verdadero modelo fracasado es el de ustedes, señor Noriega, sobre todo en América Latina (con) el neoliberalismo, el Consenso de Washington". Y luego agregó algo que podría completarnos el panorama: "Vayamos preparándonos para una 'guerra asimétrica', para hacer ver a nuestro potencial agresor, por más poderoso que sea, que recibirá una respuesta".