Zapatero entró pisando fuerte, aunque quizá sólo en apariencias: su primera reunión en su visita oficial a Venezuela fue con sectores de la oposición parlamentaria. Dicha reunión llegó a celebrarse muy a pesar de sectores radicales que planteaban que el presidente español antepone los intereses comerciales al problema del "déficit democrático" que existe en Venezuela. Posteriormente, en el Palacio de Miraflores, un encuentro mucho más amical con el presidente Hugo Chávez dejó el saldo de varios tratados comerciales bilaterales. Así que con la oposición no se llegó más allá del retórico déficit democrático, mientras que con el gobierno hay acuerdos contantes y sonantes.

Uribe, Zapatero, Chávez y Lula, durante la cumbre cuatripartita en Venezuela.

En el campo energético, se anunció la creación de una sociedad mixta entre la multinacional española Repsol YPF y la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), con un aporte de capital de 49 y 51%, respectivamente. Este convenio permitirá a la petrolera española aumentar su producción de crudo en Venezuela de 100.000 a 160.000 barriles por día. Pero aquí no queda la cosa.

Otro contrato, en el marco del proyecto de Gas Natural Licuado (GNL), permitirá a Repsol YPF construir una central de licuefacción en costas venezolanas, y le otorgará concesiones de licencias para el suministro de los volúmenes de gas requeridos por esa planta. La sociedad mixta PDVSA-Repsol será la primera de este tipo que se forma en Venezuela, que es el quinto mayor productor de crudo del mundo y el primer proveedor del mercado estadounidense.

Por su parte, el presidente venezolano ha continuado su colección de juguetes militares: cuatro lanchas corbetas y cuatro patrulleras "para proteger las costas" (con el mito invasión Bush nunca se sabe). Y doce aviones de transporte comercial. Recordemos que hace unos días, Chávez negoció con el gobierno ruso 100.000 fusiles AK y 10 helicópteros de última tecnología. Pero el puente tendido entre el presidente venezolano y el gobierno español va mucho más allá de estos trueques donde todos ganan.

Colombia y Brasil: Álvaro Uribe e Ignacio Lula da Silva, sumados a Zapatero y Chávez, profundizaron sus diálogos y mecanismos de cooperación sin la intención de "irritar a nadie", según dijeron, en una evidente alusión a Estados Unidos.