www.cubaencuentro.com Viernes, 08 de abril de 2005

 
  Parte 1/2
 
Nuevos tiempos, nuevos retos
La cumbre entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia pondrá a prueba hasta qué punto continúan necesitándose ambas naciones después de la caída del Muro de Berlín.
por NILDA NAVARRETE, Praga
 

La mayoría de los analistas rusos estiman que en su segundo período la administración de George W. Bush aplicará una política sin cambios drásticos frente a Moscú, aunque admiten que habrá cierto enfriamiento y rivalidad con respecto al espacio postsoviético.

V. Putin
Putin y Bush, durante un encuentro en EE UU en 2001.

De hecho, precisan estas fuentes, la búsqueda de temas en los que el Kremlin y la Casa Blanca puedan seguir colaborando será el objetivo de la Cumbre Bush-Putin que se celebrará este 24 de febrero en Bratislava, Eslovaquia.

Este punto de vista fue confirmado por Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, quien después de entrevistarse en Moscú con la secretaria de Estado Condoleezza Rice, declaró que "en la cumbre de Bratislava los presidentes tratarán de que el ritmo de la relación bilateral no baje, sino crezca en los próximos cuatro años".

¿No resulta demasiado optimista este enfoque después de las críticas hechas por la administración Bush a las reformas administrativas decretadas por el presidente Vladimir Putin, consideradas por Occidente antidemocráticas y autoritarias?

El presidente del Consejo para la Política Exterior y de Defensa de Rusia, Sergei Karaganov, responde a esta pregunta de la manera siguiente: "Por muy duro que sea el nuevo equipo del presidente estadounidense, difícilmente se atreverá a abandonar el principio de continuidad en las relaciones con Rusia".

Por su parte, el politólogo ruso Vladimir Simonov coincide y argumenta: "Es cierto que Washington ha criticado los cambios que han tenido lugar en la política interna rusa", y agrega: "esto ha creado un fondo negativo para las relaciones", pero "hay más asuntos que unen de los que dividen". Y dice a manera de ejemplo:

"Hay problemas de política global en los cuales Washington no puede prescindir de la mano de Moscú", y cita la guerra contra el terrorismo internacional, la no proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva, la reconstrucción de Irak y la búsqueda de métodos para encauzar el problema del Medio Oriente.

Además, según fuentes del Kremlin, en la cumbre de Bratislava la parte estadounidense está dispuesta también a debatir la solicitud de Rusia para ingresar a la Organización Mundial del Comercio. Existe la posibilidad de que en ese encuentro surja un acuerdo para que EE UU y Europa ayuden a encontrar un arreglo político en Chechenia.

Favores mutuos

Los analistas rusos consultados creen que esta es la base en que descansa la cooperación Washington-Moscú, que difícilmente podría sufrir cambios por muy influyentes que sean los nuevos miembros de la administración Bush. Lejos de considerar a Condoleezza Rice como "una dura", ven su designación más bien como una señal de continuidad, ya que ella es una experta en Rusia y goza del respeto de muchos dirigentes de Moscú.

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